miércoles, 29 de octubre de 2008

Avila, tierra de mártires y santos

La Basílica de San Vicente y sus reliquias olvidadas
Vanessa Cisterna R
Julio Alvear T.

Llegar a la Basílica de San Vicente, es llegar a Avila. Esa Edad Media tan ultrajada por la ideología moderna se nos aparece en su imponente belleza. Y ahí esta esta Basílica extramuros, construida en el siglo XI, para dar testimonio de ello. Es una joya del románico hispano y hay que acercarse paso a paso, casi diría con veneración, para recoger con la mirada cada rincón, cada piedra, cada espacio, que durante siglos ha descubierto sus misterios.


¿Qué guarda esta Iglesia? Historias y leyendas que iluminan nuestra propia historia


El sol se posa sobre sus muros para decirnos que la fe aún existe en este siglo incrédulo. Es sólo que está guardada a la espera de una resurrección como las reliquias de los mártires y santos que se veneran adentro.





Los mendigos piden una moneda a la entrada, como para recordarnos ante los ojos de Jesús y los apóstoles esculpidos en piedra que el justo Juez nos pedirá cuenta de nuestras obras en el día del Juicio.


Cristo de eterna majestad deja traslucir su mirada. El tiempo ha erosionado la piedra pero no lo suficiente para no ver esa fisonomía toda sagrada del Señor que nos llama a entrar en la Basílica con corazón puro.

En el interior, tres naves se separan por magníficos pilares cruciformes con semicolumnas embebidas.



Una imagen de Nuestra Señora del siglo XII nos detiene. Ella es una Madre tan grande, que el mismo Dios hecho niño toca su mentón con la ternura de un hijo. Es una Señora tan poderosa, que con su mano sostiene a quien creó el universo.

Al llegar al altar, todavía se respira el sublime ambiente medieval a través de una superposición de estilos en los que domina el románico.




Frente al altar se encuentra el cenotafio (del siglo XII) con los restos de San Vicente y sus dos hermanas, Santa Sabina y Santa Cristeta, mártirizados el año 303 por orden de Daciano.










Por orden del Emperador Dioclesiano, el Cónsul Daciano llega a Hispania el año 302 para encabezar una feroz persecusión contra los cristianos.

Una de sus víctimas más veneradas en la época fue San Vicente y sus hermanas.

Su historia se narra gráficamente en el Cenotafio.




1a Escena:
Daciano exige a S. Vicente renegar de la fe



2ª ESCENA
San Vicente es forzado a llevar ofrendas a Júpiter, sus huellas quedan impresas en la piedra



3ª ESCENA
Ya en prisión, sus dos hermanas, Santa Cristeta y Santa Sabina
le persuaden para que huya de la cárcel



4ª ESCENA
Daciano ordena a sus tropas perseguir a los tres santos



5ª ESCENA
San Vicente y sus dos hermanas llegan a las puertas de Ávila




6ª ESCENA (a la extrema izquierda): Los tres santos han sido detenidos y están siendo desnudados para llevarlos al martirio


7ª ESCENA (figura siguiente): En esta escena se ve como les descoyuntan los huesos con unas horquillas de madera


8ª ESCENA (al centro): Aquí están aplastandoles la cabeza con enormes maderos mientras en la parte superior unos ángeles llevan sus almas hasta Dios

9ª ESCENA (a la derecha): Narra la historia del judío que quiso profanar los cuerpos de los santos pero estos fueron defendidos por una enorme serpiente. El hombre, impresionado por el hecho, promete convertirse y dar sepultura a los tres santos


10ª ESCENA (al extremo derecho): El judío construye los ataúdes. Posteriormente, con su fortuna, construirá una Iglesia para venerar los cuerpos de los tres santos hermanos






Tumba de San Vicente y sus dos hermanas








Tumba actual del buen judío convertido a la fe, que quiso ser enterrado al lado de los mártires






La Basílica de San Vicente de noche. Salir es como entrar al paraíso....








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que horrendo.
Paganos.

Anónimo dijo...

¿Y qué otras historias conocés de los paganos?
La historia la escriben los que ganan...