martes, 27 de enero de 2009

Levantamiento de excomunión a obispos ordenados por Mons. Lefèbvre

El Carlismo y el levantamiento de las excomuniones
(Víctor Ibáñez Mancebo)
Extracto del artículo difundido por la Agencia española Faro


Es sabido que las excomuniones recaídas en 1988 sobre el Arzobispo Marcel Lefèbvre, el Obispo Antonio de Castro-Mayer y los cuatro obispos de la Hermandad de San Pío X por ellos consagrados en el acto que determinó aquéllas, presentaron abundantes dudas desde el ángulo del derecho canónico, hasta el punto de que por muchos fueran reputadas siempre nulas.

Sin embargo, los afectados han querido pedir a la autoridad su levantamiento y la Santa Sede lo ha concedido. Esto es lo importante. Lo demás pertenece a la interpretación jurídica de los canonistas y a la futura historia de la Iglesia.



La Comunión tradicionalista no puede sino alegrarse, pues son bien conocidas las estrechas relaciones que siempre ha sostenido con la Hermandad de San Pío X en la lucha común contra la Revolución liberal, de la que la crisis modernista es un largo, penoso y grave capítulo. Los ataques modernistas contra la Iglesia no han quedado en el orden teológico y la vida interna de la Iglesia misma, sino que han afectado también al orden social y a la doctrina política católica.

El Carlismo, inquebrantablemente fiel a la Iglesia de Roma, a la que ha servido abnegadamente, ha sufrido sin embargo en ocasiones la incomprensión de la política y la diplomacia vaticanas, que desde muy pronto reconocieron a los antirreyes de la dinastía liberal e incluso invitaron a los españoles a darles sostén.




Sin embargo, ante la crisis de la segunda mitad del siglo XX, que históricamente se vincula con el II Concilio Vaticano, había de sufrir aún más si cabe los desmayos doctrinales y prácticos procedentes de las altas jerarquías de la Iglesia. (...)

Algunos grupos en la práctica democristianos han lanzado la especie de que el Carlismo auténtico pretende ser el "brazo político" de la Hermandad San Pío X, lo que sólo sería comprensible en un partido "vaticanista" o, en el mejor de los casos, "integrista" en el sentido de nocedalino. Pero que supone un grave error de perspectiva, pues el Carlismo es la continuidad de la tradición política católica española corporeizada en torno al Rey (legítimo), y no una congregación o cofradía.

Interesa resaltar, sin embargo, más allá de malintencionados enredos, la importancia de la convergencia del combate espiritual de la Tradición católica con el del combate político por la misma Tradición.

Lo que ha sido siempre una constante del Carlismo, que si en otro tiempo buscó principalmente amparo en la Compañía de Jesús, por ser la vanguardia de la lucha por la integridad católica, de forma natural fue apoyando a la Hermandad de San Pío X y al resto del clero tradicional que resistió frente a la devastación modernista. Y es una constante que se repite en otros grupos tradicionalistas del resto de la antigua Cristiandad. Porque sólo la Tradición salvará a la Iglesia y sólo la Tradición salvará a España.


En Chile, ¿Viva el cambio?

¿Viva el Cambio?
¿O volvemos a las tradiciones?
(Juan Pablo Rodríguez Curutchet)



El pueblo de Chile ha sido por siempre una nación muy Conservadora en sus costumbres y tradiciones, enemigo de los extremos, con una arraigada costumbre agrícola, amante y orgulloso de sus tradiciones y con una fuerte raigambre católica. Así lo ha demostrado la Historia de nuestro país en sus pueblos y construcciones. Estas son las raíces de Chile.

Ello se debió a que nuestra nación, con la conquista hispana, llegaron militares y santos misioneros, los cuales fueron modelando a una nación. Posteriormente con la resistencia araucana, las luchas militares y el estado de alerta constante, hicieron de los ciudadanos, un pueblo sigiloso, confiante en sus autoridades y respetuoso de la jerarquía en que se encontraba.
Por otro lado, gracias a la riqueza de sus tierras, existe aún hasta el día de hoy, una raigambre agrícola importante, en donde los patrones y sus inquilinos estaban fuertemente unidos a un mismo fin, bajo una misma Fe. Por último, existieron grandes misioneros que evangelizaron todo nuestro país en nombre de la Fe, con una fuertísima vocación Mariana. Sin embargo, todo lo anterior parece estar cambiando a pasos agigantados.

En el mes de enero, en Chile se conocieron a través de las noticias, dos sucesos que aparentemente no tienen nada en común, es más, la gran mayoría de las personas tenderían a pensar no tienen relación alguna. Estamos hablando de la visita de la Sra. Bachelet a Cuba para el 50 aniversario de la Revolución cubana y la blasfemia que se esta cometiendo a Nuestra Señora por parte de algunas modelos y diseñadores.

El público dirá, “que tienen en común estos dos acontecimientos”, siendo que uno dice relación con la política y otro con la farándula. Y la respuesta es, TIENEN TODO EN COMÚN. Su origen, sus medios y su finalidad están íntimamente ligados y entrelazados para destruir la raíz de la cultura chilena.

En efecto, la Revolución avanza en todos los frentes y nuestro país no puede ser la excepción. Ella tiene que atacar tanto en el aspecto político como moral. Solo una persona ingenua puede pensar que un viaje a el 50 aniversario de la Revolución comunista en cuba, (el peor enemigo de la Santa Madre Iglesia) y un ataque descarnado a Nuestra Señora (Reina y Madre de la Santa Madre Iglesia), todo ello en un mismo momento puede ser una casualidad. Estas conductas solo tienen a desarraigar al pueblo chileno de sus tradiciones más sublimes y excelsas.

Así, con el planeado viaje de la Sra. Bachelet al aniversario de la Revolución comunista en Cuba, esta diciendo a todo el mundo “El pueblo de Chile adhiere a la Revolución, Chile esta con el régimen comunista, ese es nuestro norte y futuro, a ello aspiramos”.

El socialismo comunista ataca a las autoridades legítimamente establecidas en un país, destruyendo el orden natural entre los ciudadanos. El socialismo que ataca a la Santa Madre Iglesia en todos sus aspectos, en especial en la moral y valores tradicionales. Insta al abandono de la Fe, promoviendo la sensualidad, cada vez que tiene o le dan la oportunidad.

El socialismo que tiene como fin destruir la relación filial existente entre patrones e inquilinos mostrando una mentira en los distintos programas de televisión, los cuales cuentan con una amplia sintonía. Ese es el socialismo que va a ir a Cuba. Ese es el socialismo que quiere destruir las raíces de nuestro país. Ese es el socialismo que se nos quiere imponer. Es a ello lo que el Doctor Plinio Correa de Oliveira llamo “Revolución”.
Por otro lado, un grupo de blasfemos, en conjunto con otras modelos, realizan el evento llamado “vírgenes fashion”, en donde se ataca abiertamente la figura de la Santísima Virgen, haciendo circular su sagrada imagen en una dicoteque gay, en un antro de la perdición.
Con ello se ataca el último bastión que le quedaba de católico a nuestro país, el respeto, reverencia y amor incondicional que se le tiene a Nuestra Señora, lo cual se refleja en las más diversas devociones marianas a lo largo de Chile

Imagínense que martirio más grande para Nuestro Señor al ver a su querida madre la cual esta siendo ultrajada por unos cuantos chilenos dentro y fuera de un antro de la perdición, sin que nadie diga y haga nada. ¿Qué haría el lector si viera que un grupo de personas se burlara de su madre de manera descarnada?, seguramente la defendería con los medios que tenga. Y el Rey de Reyes, El Redentor, El Salvador, tiene que soportar no solo el martirio personal, sino que además tiene que soportar el martirio que vive su propia madre. Ello no es ni parece justo.



Mientras tanto, que hace la entidad que es llamada primeramente a defender los intereses de la Santa Madre Iglesia, el clero, ¿Qué HACE NUESTRO CLERO? Aquel clero que fue tan defensor con los derechos humanos en el pasado, ahora no defiende los derechos humanos y divinos de Nuestra Señora. Aquel clero que en el pasado atacó duramente al comunismo, hoy con su silencio da su aprobación al socialismo y destrucción de laos valores católicos en Chile.

Sin embargo, sorpresa, hoy el clero sale en defensa de Nuestra Señora. Con ello nadie puede decir que la Iglesia Católica no alzó la voz ante tamaña blasfemia. El único problema que lo hace tarde y de una manera muy débil y sin sentido. En efecto, el repudio a el “evento vírgenes fashion”, solo lo realiza una vez que éste ya esta consumado, por tanto, solo lo dice de manera tardía y, como se diría en Derecho, Téngase presente.

Es como si Dios quisiera castigar al mundo, lo extermina y luego envía al Redentor. Ello no tendría sentido, sería completamente inútil.
Lo mismo pasa con nuestro clero, habla de manera tardía, cuando todo ya esta hecho. Por otro lado, la defensa es sumamente débil, sin ocupar toda la potestad que cuenta la Santa Madre Iglesia para mitigar la herejía. Para ello tiene la excomunión, los exorcismos, sanciones eclesiásticas. Sin embargo, solo se limita a decir un par de palabras de buenas intensiones sin implicancias prácticas.

Pero, de quien es la culpa finalmente ¿del clero o de los fieles?. La respuesta es obvia. Nosotros, fieles que queremos ser católicos NO HACEMOS NADA y no instamos a que la jerarquía eclesiástica haga algo, partiendo el propio Nuncio Apostólico y siguiendo por el Monseñor Errázuriz, el cual a la vista de los chilenos, es la cabeza de la Iglesia Católica en Chile.

Es por ello que la Revolución avanza y avanza. A mi me parece -en una opinión personal- que la revolución se tomo parte del Vaticano,de las Conferencias episcopales, de las parroquias, parece que ya esta todo perdido.
Señor, ¿Por qué pareces dormir?, ¿Hasta cuando vais ha sufrir por nuestros pecados?, ¿Cuál es el ejemplo que vamos a dar a nuestros hijos?, ¿Es este el Chile que queremos vivir?, ¿Son éstos los cambios que debemos afrontar? ¿Qué consecuencias sobrenaturales caerán sobre nosotros?.



Es por ello que solo podemos sostener ¿Viva el cambio o volvemos a las tradiciones?

martes, 20 de enero de 2009

Massimo Introvigne: un paso en falso

UN PASO EN FALSO
(Julio Alvear Téllez)



Un paso en falso. Lo damos cuando iniciamos un camino equivocado, cuando cambiamos de rumbo y perdemos la meta, cuando nos acercamos a un lugar que creíamos nuestro pero no lo es, cuando nos aproximamos a un barranco o a un precipicio y caemos.

¿Cuál fue el primer paso en falso de don Massimo Introvigne, actual director de Cesnur (Centro Studi sulle Nuove Religioni), loablemente dedicado en Italia a analizar los procesos arteros a través de los cuales las “nueva religiones” (sectas pseudoevangélicas, magia, satanismo, espiritismo, gnosticismo, etc.) están descristianizando Occidente?

Diríase que quien se dedica a tan necesarias tareas no puede dar pasos en falso. Pero la vida nos trae inusitables sorpresas. Confieso que desde que llegó a mis manos la reciente biografía de don Massimo sobre el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, me pregunto por el paso en falso que lo llevó a escribir tal obra. Mal que mal, nadie dedica un libro a la memoria de un gran pensador como el Dr. Plinio, para pervertir sustancialmente su pensamiento como lo ha hecho don Massimo. Es una pretensión incómoda, una parada en un hospedaje equivocado, a medio camino de una ruta que no es la suya.

Santo Tomás dice en su magnífico opúsculo "Del ente y la esencia", que un pequeño error en los principios arrastra grandes errores en las conclusiones. Me imagino que sucede lo mismo en quienes dan un paso en falso y se arrojan a caminar por senderos que no son los suyos. Se extravían. Podrán detenerse en mil hospedajes, pero no son los propios.

Así es. El pensamiento del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira no es el de don Massimo. No es su hospedaje. No es su ruta, su sendero, su camino. No lo cruza, apenas lo toca. Lo mira desde lejos sin comprenderlo, y cree haber hecho una gran obra si lo disculpa por su valentía, cuando lo que debiera hacer es callar más respetuosamente. Piensa que hay que rectificar precisamente donde hay que admirar. El Dr. Plinio es tan “anti-moderno” que desorbita la pluma “semi-anti-moderna” (o semi-moderna, pues es lo mismo) de don Massimo Introvigne. Va en busca de simpáticos giños del Dr. Plinio a las innovaciones del Vaticano II, y se encuentra incómodamente con la seriedad hierática de un profeta que anuncia y denuncia la autodemolición de la Iglesia.

El Dr. Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995)

Pensaba yo que el Sr. Introvigne era “anti-moderno”. Quizás como su maestro Giovanni Cantoni, en sus antiguos tiempos, cuando difundía en Italia el pensamiento del brillante filósofo carlista don Francisco Elías de Tejada o de nuestro querido Dr. Plinio. Me equivoqué. Es un “semi”. Tan “semi” como el actual Giovanni Cantoni, defensor a ultranza de la libertad religiosa de la “Dignitatis humanae” del Concilio Vaticano II, según el nunca bien ponderado modelo “tradicional” (hay varios modelos para explicar lo inexplicable) de Brian W. Harrison, de Fernando Ocáriz y de Fr. Basile de la Abadía de Sainte-Madeleine du Barroux.

Como una aguja en un pajar, creo sin embargo, haber encontrado el paso en falso de don Massimo Introvigne. Su primer paso en falso. Viene de lejos. Pero lo explica todo. Se trata del opúsculo “Libertà religiosa, “sette” e “diritto di persecuzione” (Cristianità, Piacenza, 1996, 154 pp.), del que es co-autor junto al ya mencionado Giovanni Cantoni.

Ahí estuvo su primer fallo. En acompañar codo a codo, lado a lado, la insalvable apologética de Cantoni a la Declaración conciliar “Dignitatis humanae” (“Nota a propósito della libertà religiosa”, op. cit., pp.7-58). La misma que hoy Martin Rhonheimer, el actual maestro de pensamiento del Opus Dei en Roma, dice que consituye una ruptura legítima con el magisterio anterior, en el contexto de la llamada "hermenéutica de la continuidad" de Benedicto XVI

Paso en falso de don Massimo. Por ahí empezó todo. La libertad religiosa llevó a renunciar a la unidad católica de los Estados y como resorte sirvió, después del Concilio, para que las más altas autoridades de nuestra Iglesia se plegaran, sin hacerse grandes problemas, a la sociedad pluralista y humanitaria de las democracias liberales, decadentes en lo político, en lo social y en lo moral y apóstatas en lo religioso. Los que hoy protestan contra las aguas irrefrenables del ateísmo de la vida pública, son los mismos que ayer abrieron las compuertas para que esas aguas fluyeran con facilidad.

Sea como sea, es evidente que don Massimo no sigue los genuinos senderos del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en pro de la restauración de la Civilización Cristiana, ni la rutas de la Contra-Revolución Católica, ni los caminos arduos y militantes de la tradición. A veces me da la impresión de que se siente demasiado a gusto con el “statu quo” actual de la Iglesia. Triste camino, ilusión fugaz, que lo sitúa al borde del actual extravío.

Así las cosas, don Massimo podrá encontrar hospedaje físico en antiguas o nuevas sedes de la tradición –la educación y la hospitalidad hacen parte de ésta- pero no podrá encontrar hospedaje de alma en el pensamiento del Dr. Plinio que, por vocación dada por Nuestra Señora, tenemos la obligación, ante Dios, de mantener en su INTEGRIDAD e IDENTIDAD anti-progresista. Hasta que vuelvan los viejos estandartes que nunca murieron. Hasta que vuelvan.

* * *

17 de julio de 1972.- La imagen “peregrina” de la Virgen de Fátima llora milagrosamente en New Orleans, EEUU. La noticia da la vuelta al mundo y es difundida ampliamente y con sorpresa por la prensa internacional.

“El misterioso llanto (en Nueva Orleans) nos muestra a la Virgen de Fátima llorando sobre el mundo contemporáneo, como otrora Nuestro Señor lloró sobre Jerusalén. Lágrimas de dolor profundo, en la previsión del castigo que vendrá”.

“Vendrá para los hombres del Siglo XX, si no renuncian a la impiedad y a la corrupción. Si no luchan especialmente contra la autodemolición de la Iglesia, el maldito humo de Satanás, en el decir del propio Paulo VI, que penetró en el recinto sagrado. Si viene, es lógico esperar que habrá una misericordia especial para los que, en su vida personal, hayan tomado en serio el milagroso aviso de María”.

Cfr. Plinio Corrêa de Oliveira, “Folha de Sao Paulo”, edición del 6 de agosto de 1972.

domingo, 18 de enero de 2009

Cardenal Schönburg demuele el culto católico

¿Qué sucede en nuestra Iglesia
que sus autoridades demuelen nuestra fe y nuestra liturgia?



Lo que presentamos a continuación es de no creerlo.

El Cardenal Christoph von Schönborn, Arzobispo de Viena, discípulo y brazo derecho de Benedicto XVI, tenido como una de las figuras más representativas de la corriente "conservadora" dentro de la Iglesia, nos ha dado un ejemplo escandaloso de demolición de nuestra sagrada liturgia y de ofensa a nuestra fe.

Se trata de una Misa "rock", de dimensión sicodélica, que él ha celebrado como el más ferviente progresista, deformando el culto y consagrando indebidamente.

Te invitamos a ver las fotos y después el video:








Pedazos de pan común, objeto de la consagración del Cardenal, son repartidos después entre los presentes, como quien reparte coca-cola





¿Qué tiene que ver esto con la Misa católica?

El Cardenal Schönborn, doctor en teología, estrecho colaborador de Benedicto XVI, no desconoce la verdad sobre la liturgia de la Iglesia. La recordamos a nuestros lectores en palabras del Cardenal Ratzinger:

“La liturgia no es un show, no es un espectáculo. La liturgia no vive de sorpresas “simpáticas”, de ocurrencias “cautivadoras”, sino de repeticiones solemnes. No debe expresar la actualidad, el momento efímero, sino el misterio de lo sagrado. Muchos han pensado y dicho que la liturgia debe ser “hecha” por toda la comunidad, para que sea verdaderamente suya. Es ésta una visión que ha llevado a medir el “resultado” de la liturgia en términos de eficacia espectacular, de entretenimiento. De este modo se ha dispersado el propium litúrgico, que no proviene de lo que nosotros hacemos, sino del hecho de que aquí acontece Algo que todos nosotros juntos somos incapaces de hacer”

“Es preciso oponerse más decididamente de lo que se ha hecho hasta el presente a la vulgaridad racionalista, a los discursos aproximativos, al infantilismo pastoral, que degradan la liturgia católica a un rango de tertulia de café y la rebajan a nivel de tebeo.

“Debemos recuperar la dimensión de lo sagrado en la Liturgia. La Liturgia no es festival, no es una reunión placentera. No tiene importancia, ni de lejos, que el sacerdote consiga llevar a cabo ideas sugestivas o elucubraciones imaginativas. La Liturgia es el hacerse presente del Dios tres veces santo entre nosotros, es la zarza ardiente, y es la Alianza de Dios con el hombre en Jesucristo, Muerto y Resucitado (…) Los hombres se sienten engañados cuando el misterio se convierte en diversión, cuando el actor principal en la Liturgia ya no es Dios vivo, sino el sacerdote o animador litúrgico”.

Palabras .... ¿solo palabras? ¿De qué sirven?

Te invitamos ahora a ver el video:
http://en.gloria.tv/?video=pwxa9jff7gs5kldzpiu7

Este artículo está basado en la denuncia hecha por


También puedes encontrarla en su versión española en:


¿Qué tiene que ver este "ritual"....

con la Misa católica de siempre?:

martes, 13 de enero de 2009

50 años de luto por Cuba

Reproducimos 1 artículo y 7 relatos (desde Cuba)
como homenaje a todas las víctimas del castro-comunismo, en particular, a aquellos jóvenes mártires, miembros de la Agrupación Católica Universitaria, que murieron en el "paredón" gritando "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!"

lunes, 12 de enero de 2009

Plinio Corrêa de Oliveira: por qué los comunistas idolatran Cuba

Cuba y el submarino






Si queda un reducto revolucionario en el mundo actual, donde la bandera comunista parece insultar los rayos del sol con su presencia, ese reducto es la Cuba castrista.

Más o menos por todas partes, los comunistas han quedado amedrentados y desconcertados con el espectacular desmoronamiento del bloque soviético. Un bloque que ciertos mass media macrocapitalistas siempre se ufanaron en presentar como siendo el segundo imperio internacional, después de los Estados Unidos.

Ahora bien, el constatar que la Rusia soviética, esa nación de desdichados harapientos reducidos al vagabundeo por la más cruel de las tiranias, de repente se pulveriza, ha representado un golpe psicológico espantoso para los comunistas en el mundo entero.


Sin embargo, es un factor de aliento para todos ellos el ver que en la desdichada Cuba, todavía arde una Troya comunista, irradiando hacia las tres Américas --e incluso Africa-- sus maléficos efluvios electro-políticos.

La Isla-Prisión de Las Antillas, sin embargo, está sumergida en el caos. Castro parece estar con "falta de aire" y la única salida posible para su delicada situación es el apoyo propagandístico que le venga del exterior.

En este sentido, caravanas de vistosos forasteros no han faltado para darle el indispensable apoyo.

Recientemente todavía, alegres próceres de la izquierda-católica brasileña como el dominico Fray Betto y el ex-franciscano Fray Boff y otros del mismo género allí estuvieron. Haciendo coro con ecologistas y tribalistas, esos "hombres-show" de la teología de la liberación se dedicaron al mismo bla-bla-bla de siempre, cuyos términos, más o menos, son los siguientes:

-- "En Cuba, la gente vive feliz. Hay miseria, es verdad. Pero, ¿cuál es la diferencia entre miseria y pobreza? ¿Y, al fin de cuentas, una soportable pobreza no será mejor que el consumismo? O, al menos, ¿no será un mal menor, una vez que no se obliga a la población a trabajar tanto para producir otro tanto? ¿El ocio que esa situación lleva consigo no tendrá acaso sus atractivos? ¿Y no será eso mejor que la vertiginosa escalada de la civilización del consumo?"

No pudiendo hacer otra defensa de la Isla-Cárcel, sus propugnadores se dedican a esa torpe defensa del miserabilismo. Y poco les importa si de esa forma contribuyen a que allí se perpetúen las brutalidades, las crueldades y los crímenes del comunismo stalinista, fracasado en el Este europeo.

A pesar de lo indicado, el mejor provecho de la actual situación cubana para los intereses del comunismo internacional termina siendo el de ser su porta-bandera, mientras se intenta su metamorfosis a nivel mundial.

Sólo a título de comparación, imagínese el lector un submarino, en el que el periscopio, además de su función óptica, ejerciese también la función de servir para que por su tubo entrase el aire que permite respirar a los que están en el interior de la nave.

Cuba, actualmente, representa el papel de ese periscopio hipotético. En medio de la tripulación comunista sub-acuática, sumergida en las aguas de la miseria, disminuida, desanimada y asfixiada ante la visión del naufragio del comunismo ruso, la existencia de la Cuba castrista introduce aire en esos pulmones. De tal manera que si todavía respiran es porque Castro respira. Y eso es de una gran importancia para que sobreviva el comunismo.

(Artículo de Plinio Corrêa de Oliveira del año 1992, reproducido por Cubanos Desterrados http://www.cubdes.org/)

FIDEL CASTRO, ESE MISERABLE

LOS HUMILDES

Yo no había nacido cuando en abril de 1961 se declaró el carácter socialista del proceso cubano. “Esta es la revolución socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes…” anunció Fidel Castro cerca de las premonitorias puertas del cementerio de Colón. Muchos que lo escucharon, jubilosos y optimistas, suponían que el primer propósito revolucionario sería que dejara de haber gente humilde. Con esa ilusión, salieron a defender un futuro sin pobreza.

Al observar a los actuales destinatarios de lo anunciado hace casi cincuenta años, me pregunto cuándo la prosperidad dejará de verse como contrarrevolucionaria. ¿Querer vivir en una casa a la que el viento no logre arrancarle el techo dejará de ser -algún día- una debilidad pequeño burguesa? Todas las carencias materiales que percibo cuestionan el sentido de este colosal vuelco en la historia del país, sólo para que dejara de haber ricos, al precio de que hubiera tantos pobres.

Si al menos fuéramos más libres. Si todas esas necesidades materiales no se plasmaran también en una larga cadena que hace a cada ciudadano un siervo del Estado. Si la condición de humildes fuera una elección voluntariamente asumida y especialmente practicada por quienes nos gobiernan. Pero no. La renovada exaltación de la humildad lanzada por Raúl Castro este primero de enero nos confirma lo aprendido en décadas de crisis económica: que la pobreza es un camino que lleva a la obediencia.

CUBA: EL OJO DE LA DICTADURA

¿Sabes lo que son las CDR?



Por una de esas confusiones tan frecuentes en los infantes, pensé durante años que el logotipo de los Comité de Defensa de la Revolución era un enorme ojo que portaba un machete. Como desconocía el origen de esa agresiva iconografía, la veía como una pupila indiscreta que me vigilaba en cada cuadra. Tiempo después, un amigo se encargó de aclararme que donde yo percibía una cornea y un iris, sólo se trataba de un sombrero visto desde arriba. A pesar de su amable observación, seguí sintiendo el peso de una mirada, cada vez que pasaba frente a algún letrero con las siglas de CDR.


Por estos días, es el séptimo congreso de esta organización que ostenta más de siete millones de miembros, de los cuales un buen número no ha sido consultado para pertenecer a sus filas. Se entra al comité por puro automatismo, como mismo las féminas somos englobadas en la Federación de Mujeres Cubanas y los niños pasan a las filas de los pioneros. Pocas veces alguien se niega públicamente a ser parte de esas agrupaciones que –en la Cuba actual– resultan más formales y burocráticas que efectivas.


Mi confusión de entre un ojo y un sombrero tenía un poco de desvarío infantil, pero mucho de olfato ante el peligro. Aprendí que en las puertas que ostentaban el alarmante slogan de “con la guardia en alto”, habitaban los más diestros redactores de informes para delatar a los otros vecinos. También supe de quienes por una falsa verificación –salida de la pluma de un presidente de comité– perdieron un ascenso, un viaje o la posibilidad de tener una nueva casa. Hasta llegue a conocer alguien que llevaba el título de “Vicepresidente del CDR” y era, además, el mayor delincuente del barrio.

En el Palacio de la Convenciones, la pupila de machete levantado tiene una nueva conferencia. Percibo que el Argo multi-ojos que algún día fue, es hoy un cíclope con cataratas, un cuerpo de vigilancia que apenas puede ver todas las travesuras que hacemos.

CUBA: ¿50 AÑOS DE QUÉ?

¿Cumpleaños o aniversario?

Yoani Sánchez
Mientras se preparan extensos dossiers sobre los cincuenta años de la Revolución Cubana, pocos se preguntan si lo celebrado es el cumpleaños de una criatura viva o sólo el aniversario de algo que ocurrió. Las revoluciones no duran medio siglo, les advierto a los que me preguntan. Terminan por devorarse a sí mismas y excretarse en autoritarismo, control e inmovilidad. Expiran siempre que intentan hacerse eternas. Fallecen por querer mantenerse sin cambiar.

Lo que comenzó aquel primero de enero lleva –según muchos– varios años bajo tierra. La discusión parece estar alrededor de la fecha en que ocurrió el funeral. Para Reinaldo
, murió aquel agosto de 1968 cuando nuestro barbado líder aplaudió la entrada de los tanques a Praga. Mi madre vio agonizar la Revolución mientras dictaban la sentencia de muerte al general Arnaldo Ochoa. Marzo del 2003, con sus detenciones y juicios sumarios, fue el estertor final que escucharon algunos empecinados que la creían viva aún.

Yo la conocí cadáver, se los digo. Aquel año 1975 en el que nací, la sovietización había borrado toda la espontaneidad y nada quedaba de la rebeldía que evocaban los mayores. No había ya pelos largos ni euforia popular, sino purgas, doble moral y delación. Los escapularios con los que habían bajado de la montaña estaban ya proscritos y aquellos soldados de la Sierra Maestra, se habían vuelto adictos al poder.

El resto ha sido el prolongado velatorio de lo que pudo ser, los cirios encendidos de una ilusión que arrastró a tantos. Este enero la difunta cumple un nuevo aniversario, habrá flores, vivas y canciones, pero nada logrará sacarla del panteón, hacerla volver a la vida. Déjenla descansar en paz y comencemos pronto un nuevo ciclo: más breve, menos altisonante, más libre.

A tí, que cínicamente apruebas la dictadura castrista

TU PORCIÓN DE MIEDO

Yoani Sánchez
El temor te ha llegado por contagio, pues la verdad nunca sufriste un interrogatorio ni te asomaste a los paredones; jamás fuiste víctima de una purga o te arrojaron un huevo a la cara. Quizás ni siquiera te llamaron a contar. Tu desasosiego te llegó de oídas, por transferencia, a través de otros que sí han tenido motivos para intimidarse.

Un día hiciste las maletas y cruzaste al otro lado del Atlántico, empacando también la porción de miedo que te toca. Tus hijos nacieron bien lejos de esta Isla, pero aún así les administraste su correspondiente cucharada de aprensión. Puede ser que no hablen español, que no sepan localizar en el mapa el país de donde viene su padre, pero si saben ubicar el miedo. Hasta ellos ha llegado la fulminante epidemia del temor, que no se cura.

LA SALUD EN CUBA ... no para los cubanos.

HOSPITALES, ¿LO LLEVAS TODO?
Yoani Sánchez

Un cubo en una mano, la almohada bajo el brazo y el ventilador apoyado en el hueso de la cadera. Entro por la puerta del hospital oncológico y la mochila que me sobresale sobre el hombro no deja ver mi rostro al custodio. Poco le importa, pues el hombre está acostumbrado a que las familias de los pacientes deben llevarlo todo, así que mi barroca estructura de aspas, cubo y fundas, no lo inmuta. Él no lo sabe todavía, pero en una bolsa que me cuelga de algún lado le he traído un pan con tortilla, para que me deje quedarme fuera del horario de visita.

Llego a la sala y Mónica sostiene la mano de su madre, cuyo rostro está cada vez más demacrado. Tiene cáncer en el esófago y ya hay poco que hacer, aunque la señora aún no lo sabe. Nunca he entendido esa negativa de los médicos a informarle a uno –directamente– cuán poco tiempo queda para el final; pero respeto la decisión de la familia, aunque no me sumo a la mentira de que pronto estará bien.

La sala tiene una luz tenue y en el aire se huele el dolor. Comienzo a desempaquetar lo que he traído. Saco la bolsita de detergente y el aromatizante con los que limpiaré el baño, cuyo “aroma” lo inunda todo. Con el cubo podremos bañar a la señora y descargar la taza, pues la válvula de agua no le funciona. Para el gran fregado traje un par de guantes amarillos, temerosa de los gérmenes que puede pescar en aquel hospital. Mónica me conmina a seguir desempacando y extraigo la cantina de la comida y un purecito especial para la enferma. La almohada ha venido de maravilla y el juego de sábanas limpias logra tapar el colchón, manchado con sucesivos efluvios.

Lo mejor recibido es el ventilador, que conecto a dos cables pelados que asoman desde la pared. Sigo desembalando y llego a la jabita con los materiales médicos. He conseguido unas agujas adecuadas para el suero, pues la que tiene en el brazo es muy gruesa y le produce dolor. También compré algo de gasa y algodón en el mercado negro. Lo más difícil –que me ha costado días e increíbles canjes– es el hilo de sutura para la cirugía que le harán mañana. Le traje además una caja de jeringuillas desechables, pues puso el grito en el cielo cuando vio a la enfermera con una de cristal.

Para la distracción, he cargado con una radio y a una paciente cercana le han traído un televisor. Mi amiga y su mamá podrán ver entonces la novela, mientras yo busco al médico y le entrego un regalo enviado por el esposo de la enferma. Al llegar la hora de dormir, una cucaracha atraviesa la pared cercana a la cama y me acuerdo que también traje un spray contra insectos. En la mochila todavía me quedan algunas medicinas y un regalito para la muchacha del laboratorio.
El dinero lo tengo en el bolsillo, pues las ambulancias son para casos muy críticos y cuando la envíen –desahuciada– a casa, tendremos que tomar un Panataxi.Frente a nuestra cama hay una viejita que se come la sopa aguada que le ha dado el personal del hospital. Alrededor de su cama no hay ningún bolso traído por la familia y no tiene almohada para apoyar la cabeza.
Pongo el ventilador de una forma que ella también reciba el fresco y le hablo sobre la llegada de otro huracán.
Sin que se dé cuenta toco la madera del marco de la puerta, no sé muy bien si para expulsar el miedo a la enfermedad o el espanto ante las condiciones del hospital. Una mujer pasa gritando que vende panes con jamón para los acompañantes y yo me encierro en el baño, que huele a jazmines después de mi limpieza.

FIDEL ¿POR QUÉ LE TEMES A LOS LIBROS?

¿Quiénes le temen a los libros?
Yoani Sánchez
Noche de sábado y acumulo bostezos frente a un aburrido thriller de policías y delincuentes. Suena el teléfono y es Adolfo, todavía tras las rejas desde que una pataleta del poder lo condenara en la Primavera Negra del 2003. Se le oye agitado.
Unos carceleros, cuasi-analfabetos, le impiden recibir los libros y revistas que le llevó su esposa en la última visita. La lista de los “peligrosos” textos retenidos incluye las publicaciones católicas Palabra Nueva, Espacio Laical y unas reflexiones espirituales de San Agustín.
Sus compañeros de causa, Pedro Argüelles Morán y Antonio Ramón Díaz Sánchez, se le han unido para presionar de la única forma que pueden: rechazar el magro sustento que ponen sobre sus bandejas. Hasta que no les dejen pasar el alimento de las letras, evitarán la insípida ración que los mantiene vivos.

La desconfianza que provocan los libros entre los guardianes de la prisión de Canaleta me ha recordado al colombiano Jorge Zalamea y su poema-novelado “El Gran Burundún Burundá ha muerto”. Un dictador, temeroso del lenguaje articulado, condena a sus súbditos a un mundo sin comunicación y sin literatura. Para hacer que se cumpla su mandato de silencio, recluta a todos aquellos a quienes ofende la palabra.
Convoca, para formar sus huestes de censores, a “los incapaces de fervor, a los que carecen de imaginación, a los que jamás se hablaron a sí mismos, (…) a los que pegan a las bestias y a los niños cuando no entienden sus miradas…”.
Los peones que hoy retienen los libros de Adolfo forman parte de esas mismas falanges de interventores iletrados. Carceleros de la expresión, intuyen –tal y como lo comprendiera el Gran Burundún- que la condición humana y “la rebeldía que la sigue, tienen su fundación en la palabra articulada”.
Sospechan que cuando Adolfo, Pedro y Antonio se sumergen en un ensayo o en un cuento los barrotes se esfuman, la cárcel se aleja y logran sacudirse sus enormes condenas. La “instrucción” recibida por los guardianes de las cárceles cubanas les alcanza para saber que un libro es algo extremadamente peligroso.

CUBA: ACOSTUMBRADOS A LA CENSURA

El fantasma de Pravda

Yoani Sánchez

Las noticias más importantes que aparecen en la prensa cubana no vienen con un título que delate su contenido. Bajo el calificativo de “Información a la población”, “Nota del Ministerio del Interior” o “Declaración del Consejo de Estado”, nos enteramos de los hechos más trascendentes.
Este lunes ha sido el Granma el que –con letras inmensas– anunciaba una “Información a nuestro pueblo”. Rápidamente los viejitos compraron todos los periódicos en los estanquillos y subieron, a dos pesos, el precio de reventa de un ejemplar del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.

“Granma está autorizado a informar” confirmaba el rotativo, como en sus tiempos lo hicieran las páginas del periódico soviético Pravda. La expresión me hizo reparar en cuántas noticias le han ordenado no decir a nuestro diario de mayor tirada, y con qué disciplina ha cumplido esa orientación de callar.
Me sacudí las reminiscencias estalinistas de la primera plana y pasé a la lectura. Después de un par de párrafos ya me quedaba claro que no sólo el diseño recordaba lo peor de la prensa rusa antes de la Glasnost, sino también el tono y las amenazas. Con la advertencia de que “cualquier intento de violar la ley o las normas de convivencia social recibirá una rápida y enérgica respuesta”, el editorial advierte a los especuladores, acaparadores o vendedores del mercado informal del castigo que les espera.

Confusión especial me ha dejado un pequeño párrafo que –en el centro de tan pravdiana composición- señalaba: “Así se actuará invariablemente ante tales hechos y contra toda manifestación de privilegio, corrupción o robo…”.
Cómo podrá dar abasto la Fiscalía General de le República ante tantos privilegios, otorgados a la fidelidad ideológica, que abundan en esta Isla. Se incluirán en estos excesos que serán penalizados la casita en la playa en la que el teniente coronel vacaciona con su familia, la jabita con pollo y detergente que le dan al censor para que filtre las páginas web, el acceso a precios preferenciales que reciben los delatores y los “quebrantahuesos” de la Seguridad del Estado. Son esos los privilegios que veo a mi alrededor, pero no creo que Granma se haya lanzado en una cruzada contra ellos. Eso sería un acto de autofagia.
“Amenaza a nuestro pueblo” debería titularse este texto, pues todos somos incluidos en las duras palabras que parecen estar destinadas sólo a los delincuentes. Lo leo así, porque quién en este país no traspasa la línea de la ilegalidad para comprar algo; qué ciudadano no depende del mercado negro; cuántas familias no viven del desvío de recursos ante la indigencia de sus salarios, cuáles son los mecanismos de distribución que no estén plagados de corrupción –tan repudiable, pero que el propio Estado ha tolerado, porque es una de las válvulas de escape para impedir la explosión social–.
El fantasma de Pravda no es el único que he percibido con la lectura de este texto, sino el de la radicalización, la mano dura y el Estado de emergencia. Esa situación de constante batalla contra algo, en la que tan cómodamente parecen sentirse nuestros gobernantes.

ASPECTOS MEDICOS DE LA MUERTE DE CRISTO (IV)

Dr. Gonzalo Alvear Téllez

Hipovolemia

Se llama hipovolemia a la disminución del contenido de sangre efectiva que llega a los diferentes órganos. La cantidad de sangre del organismo es uno de los principales contribuyentes a la mantención del equilibrio hemodinámico del sistema circulatorio. El equilibrio hemodinámico se refiere a la adecuada combinación de los factores que permiten la función perfecta del sistema circulatorio, cual es la entrega de sangre suficiente para el buen funcionamiento de los distintos órganos y tejidos.


Demás está analizar la cuantía del sangramiento que seguramente debió experimentar Jesús, pero es importante recordar que el sangramiento se inició tempranamente, antes de cualquier golpe físico, en el Huerto de los Olivos. San Lucas, el evangelista médico, describe que en ese lugar Jesús sudó sangre (Lc 22:43). Este suceso se denomina hematidrosis o hemohidrosis y se describe en la literatura médica como una condición rara que se produce por la ruptura de pequeños capilares sanguíneos hacia las glándulas sudorípadas. Volveremos más adelante sobre este hecho.


Por el momento, podríamos decir que la hematidrosis experimentada por Jesús en el Huerto de los Olivos debió ser el inicio del severo desequilibrio hemodinámico posterior. Si bien se ha descrito que una hematidrosis causa una mínima pérdida de sangre, en una noche fría puede causar que los vasos sanguíneos de las extremidades se contraigan disminuyendo la llegada de sangre a ellas. Recordemos que aquella noche fue fría, ya que se describe que San Pedro lo negó en frente de una hoguera.

Los azotes, como ya vimos, provocaban un gran sangramiento, el que, lógicamente, era mayor mientras más azotes se recibiesen. En la imagen del Sudario de Turín se pueden contar, por lo menos, 100 marcas de lo que parecen latigazos, que recorren los hombros, espalda, glúteos y pantorrillas.

La coronación de espinas, acto a todas luces injustificable, también aportó lo suyo. Las espinas usadas probablemente fueron del arbusto zizyphus spina christi, que miden en promedio 2,5 cms de longitud. Probablemente no se usó la tradicional corona tipo anillo, sino que más bien una especie de casco, ya que es más fácil armar esta forma sin pincharse. La forma de casco de la corona de espinas es la imagen que se ve en el Sudario de Turín.


Luego de la coronación, Jesús recibió golpes en la cabeza de variada magnitud, como ya lo vimos, lo que, además de provocar traumatismos craneoencefálicos, sin duda hicieron profundizar las espinas en el cuero cabelludo con probable lesión de los músculos frontal y occipital y perforación de las numerosas arterias y venas tributarias que encierran el cráneo, como las ramas frontal y parietal de la arteria y vena temporal superficial, causando sangramiento abundante. Es bien sabido que esta zona es bastante sangrante. Además, las lesiones de los nervios de la cabeza como el occipital mayor y el aurículotemporal debieron provocar gran dolor.

Una vez llegado al Gólgota, Jesús fue quitado de ropas y arrojado al suelo de espaldas, lo que probablemente hizo resangrar las innumerables heridas de los azotes y su contaminación con tierra.

Los clavos en las muñecas, fuese cualquiera su ubicación, sin lugar a dudas debieron dañar vasos tributarios de la arteria y vena radial o cubital. Probablemente se dañaron también nervios de la mano, ya sea ramas pequeñas o principales. Entre estos pudo estar el nervio mediano, que pasa por la línea media de la muñeca e inerva casi toda la mitad de los músculos de la cara anterior del antebrazo, de los tres primeros dedos y el primer y segundo músculo lumbrical. También este nervio da inervación sensorial a la palma y al 2° y 3° dedo. También pudo haber existido daño del nervio cubital o radial. Cualquiera de ellos provoca dolores que han sido descritos como extremadamente intensos y que se irradian a todo el brazo, axila y columna.


El enclavamiento de los pies, si seguimos las escrituras de que ningún hueso fue roto, también debió dañar ramas de la arteria y vena peronea o plantar lateral. El clavo, en cualquiera de las posiciones, debió lesionar el nervio peroneo profundo o plantar lateral y medial y también el músculo plantar cuadratum.

Todas estas lesiones, sin dudas, fueron responsables de aumentar, al extremo, la pérdida de sangre iniciada con los brutales azotes.

Otros eventos que probablemente contribuyeron a aumentar la hipovolemia fueron la sudoración mantenida por el calor existente aquel día, ya que en la época del año en que sucedió este crimen, las temperaturas generalmente no bajan de los 30°C, y el desarrollo probable de un derrame pleural uni o bilateral secundario al politraumatismo torácico. Se llama derrame pleural a la acumulación de líquido, de cualquier tipo, entre el pulmón y la pleura (que es una verdadera tela que cubre al pulmón). Dentro de la infinidad de causas que provocan un derrame pleural se describen los traumatismos torácicos cerrados intensos.


Cuando la pérdida de líquido es tan grande que es incapaz de mantenerse el equilibrio hemodinámica se produce un estado que se denomina shock hipovolémico. Durante el shock hipovolémico existe un déficit importante de irrigación sanguínea a los diferentes órganos del cuerpo, con el consiguiente déficit de entrega de oxígeno a ellos, lo que si se mantiene en el tiempo produce la falla en su funcionamiento, llevando al estado conocido como “falla orgánica múltiple” (FOM), el que lleva inevitablemente a la muerte.


Tal como se ha analizado en el caso del dolor y de los politraumatismos, el organismo también posee mecanismos compensatorios frente a la hipovolemia. En un primer momento se produce una vasocontricción generalizada, es decir, se disminuye el calibre de los vasos sanguíneos para tratar de “ahorrar” sangre y “entregarla” a los órganos en su medida mínima necesaria. Esta vasocontricción no es de la misma magnitud para todos los órganos, ya que el cuerpo trata de preservar “hasta el final” la función adecuada de los órganos llamados nobles, como el corazón, riñón y cerebro.


Esta vasocontricción se acompaña del aumento del gasto cardíaco y de la ventilación, es decir, un aumento en la actividad del corazón y de los pulmones. Si estos no son capaces de responder en forma adecuada a esta demanda aumentada de trabajo, el daño celular no se podrá controlar.
En el estado de shock hipovolémico no existe suficiente entrega de sangre al corazón y al sistema respiratorio, por lo que no se produce ese aumento en el trabajo necesario para el buen funcionamiento de los mecanismos compensatorios.

Insuficiencia respiratoria

Es indudable que la posición en la cruz provoca un importante impedimento para la respiración normal.

La respiración normal se compone de dos fases: inspiratoria y espiratoria. La primera sucede gracias a la acción de los músculos inspiratorios, principalmente el diafragma y los músculos intercostales. La espiración es un evento pasivo, es decir no participa ningún grupo muscular normalmente. A mayor demanda respiratoria, más grupos musculares van a actuar. Es así como en la inspiración se agrega la acción de músculos abdominales y algunos del cuello y la espiración deja de ser pasiva y sucede con el concurso de los músculos abdominales e intercostales.

La posición del crucificado en ”Y”, con el peso del cuerpo tirando hacia abajo y los brazos y hombros extendidos alcanzando una posición de entre 60 y 70° con la horizontal, tiende a fijar los músculos intercostales en un estado de inspiración permanente, lo que dificulta la espiración y hace que la respiración sea superficial[1]. Este estado inspiratorio permanente hace que para que

se produzca una respiración efectiva se necesite aumentar el esfuerzo respiratorio.

A diferencia de lo que muchos autores han pensado, la posición en la cruz no produce asfixia, como se ha demostrado a través de experimentos en voluntarios crucificados, sino que sólo dificulta la respiración normal haciéndola muy forzosa, tal como lo analizamos. Lo que sí se comprobó en dichos experimentos que la posición en la cruz provoca rápidamente dolor y calambres en los hombros, brazos y manos, sensación de rigidez torácica y calambres en las piernas, todo debido a contracciones tetánicas musculares por la posición “anormal” de los músculos mantenida por mucho tiempo. Estas contracciones tetánicas, además de dolor, también provocan alteración en la función muscular normal.

Probablemente dichas contracciones tetánicas también le ocurrían a los músculos respiratorios, por lo que se puede suponer que su funcionamiento no era el adecuado, con lo que el mayor trabajo respiratorio producido por la posición en la cruz no podía mantenerse por mucho tiempo.
No es ilógico pensar que el crucificado, para disminuir un poco el esfuerzo respiratorio, tenía que “buscar” una posición adecuada en la cruz y así poder espirar más fácilmente. Por esto es que algunos autores han postulado que el crucifragium producía un impedimento extremo para la respiración adecuada, al quitársele a la víctima todo el soporte para buscar una posición mejor.

La posición del hombre de Giv’at ha-Mivtar en la cruz, con ambos calcáneos atravesados por un mismo clavo y las piernas dobladas sobre sus rodillas, permitía cierto movimiento del cuerpo de manera de poder espirar de manera menos forzosa.

Jesús no debió tomar esta misma posición en la cruz, ya que ninguno de sus huesos fue dañados. La imagen del Sudario de Turín permite suponer que aparentemente el pie derecho estaba directamente contra el estipes y que el izquierdo estaba levemente flectado sobre su rodilla y rotado, de manera que el pie izquierdo descansaba sobre el lado interno del pie derecho.


Esta posición también permitía cierto movimiento al extender las piernas, con lo que se producía una pequeña elevación del cuerpo de aproximadamente 10°. Este cambio de posición, hasta una postura más en “T”, permitía una mejor espiración y por lo tanto una mejor respiración. Para hacer esta maniobra Jesús debía por un lado extender lo poco que podía las piernas, lo que producía que todo el peso del cuerpo se transmitiera a los huesos del pie (tarsos), es decir, el peso del cuerpo se mantenía sobre el clavo causando obviamente un dolor indescriptible.


Además se requería también la flexión de los brazos sobre los codos, lo que producía por un lado el movimiento hacia adentro de hombros y por otro la rotación de la muñeca sobre el clavo lo que también producía gran dolor. Esto se sumaba al dolor propio muscular ya descrito que aparecía en la posición de la cruz. Tampoco es improbable que con cada movimiento en la cruz, la espalda toda herida por los azotes rozara dolorosamente con la rugosa madera del estipes provocando mayor sangramiento y dolor.

Así, tal parece que cada esfuerzo espiratorio era agonizante.

Las 7 veces que Jesús habló en la cruz fueron frases cortas, ya que probablemente las dijo al momento de espirar, requiriendo esfuerzo extra y por tanto mayor dolor.

Los experimentos antes mencionados en sujetos voluntariamente crucificados, o más bien expuestos a las condiciones fisiopatológicas de la crucifixión, no han evidenciado la presencia de dificultad respiratoria como la recién descrita. El problema de estos experimentos es que todos se han hecho en sujetos sanos, no traumatizados ni con shock hipovolémico, ni con dolor ni en las condiciones respiratorias previas a la crucifixión que presentaba Cristo, por tanto las

extrapolaciones no son muy correctas.

Como ya lo hemos mencionado, todos los mecanismos compensatorios anteriormente descritos involucran una mayor demanda en el trabajo respiratorio. Si la posición en la cruz impedía esto, es lógico pensar que ninguno de dichos mecanismos compensatorios funcionó una vez crucificado.

[1] Este estado de “inspiración permanente” podemos recrearlo artificialmente. En forma lenta tome todo el aire que pueda y luego lo bota. A continuación, tome nuevamente aire pero esta vez sólo hasta la mitad de su capacidad total y manténgase ahí. Este es un estado de inspiración. Trate ahora de tomar el aire que le falta y notará que necesitará hacer un mayor esfuerzo que durante la primera maniobra. Del mismo modo, notará que para botar el aire más allá del “estado de inspiración” necesitará hacer un esfuerzo espiratorio.

(Continúa)

ASPECTOS MEDICOS DE LA MUERTE DE CRISTO (V)



Dr. Gonzalo Alvear Téllez

Causas médicas probables de la muerte de Jesús, Nuestro Señor

Jesús estuvo crucificado entre 3 a 5 horas, lo que fue bastante poco para lo habitual, más de 6 horas. Esto se deduce así ya que Pilatos no esperaba un término tan pronto del proceso. Cerca de las 15:00 horas de aquel viernes, Cristo gritó, dobló la cabeza y murió.

Los soldados romanos certifican, en cierta manera, la muerte de Jesús en la cruz ya que no le practicaron el crucifragium como a los otros 2 crucificados con Él, sino que sólo le atravesaron el costado como “golpe de gracia”. Los Evangelios relatan este hecho y en la imagen del Sudario está representada esta herida.

Ahora bien, ¿fue la muerte de Jesús el proceso final de los eventos fisiopatológicos descritos o pudo existir un evento agudo sobreagregado que aceleró la muerte?

El hecho que Jesús gritara en voz alta antes de morir ha dado pie para pensar que pudo existir un evento agudo “catastrófico” sobreagregado a los aspectos fisiopatológicos descritos que apuró la muerte. En realidad esto es absolutamente posible y nunca sabremos si sucedió. Pudo Cristo sufrir de un infarto agudo al miocardio (IAM) o una arritmia fatal.

- IAM: Para explicar el IAM recordemos que la contusión cardíaca provoca una disminución en el flujo sanguíneo coronario y los traumas craneoencefálicos pueden provocar vasoconstricción coronaria. Si a esto agregamos la hipoxia propia de los procesos fisiopatológicos descritos y el aumento de la coagulabilidad sanguínea propia del estado de shock, se puede explicar perfectamente la ocurrencia de un IAM.

- Arritmias fatales: Vimos ya que la contusión miocárdica puede inducir la aparición de arritmias fatales que no necesariamente suceden en el mismo momento del traumatismo sino que también pueden aparecer varias horas después, estando descritas hasta 3 horas posterior al trauma.

A pesar de que estos sucesos catastróficos pudieron ocurrir de manera algo “independiente” a los 5 puntos fisiopatológicos descritos, no hay duda que estos fueron los que principalmente llevaron a Jesús a la muerte. El destino final del desarrollo en conjunto de los procesos fisiopatológicos descritos era inevitablemente la muerte, la que sobrevendría más tarde o más temprano dependiendo de la capacidad de los mecanismos de compensación para contrarrestar la aparición de la FOM (Figura 13).


Figura 13

Como ya lo vimos, los principales mecanismos compensatorios se basaban en el aumento del trabajo cardíaco y respiratorio. Pero, el dolor agudo intenso no controlado, el desorden de estrés agudo, los severos traumatismos, el sangramiento extremo y la alteración en la mecánica respiratoria provocada por la posición en la cruz llevaron, sin lugar a dudas, a la disminución en la capacidad de aumentar tanto el trabajo respiratorio como el cardíaco, con lo que los mecanismos compensatorios se vieron anulados.

Si pensamos que a mayor castigo físico, mayor sangramiento y mayor dolor, mayor impedimento habrá para que el corazón y el sistema respiratorio puedan aumentar su actividad, con lo que los mecanismos compensatorios tendrán mayor dificultad para evitar, o más bien, retardar la aparición de la FOM y, por lo tanto, la muerte.

En resumen, podríamos decir que el proceso de la crucifixión, incluyendo los azotes previos, permitían el desarrollo de procesos fisiopatológicos serios y un impedimento para que los mecanismos compensatorios pudiesen actuar para revertir dichos procesos.

En el caso de Jesús, como ya lo mencionamos, la severidad particularmente extrema de dichas torturas, incluyendo aquí la coronación de espinas, provocaron, probablemente que la falla de los mecanismos compensatorios se produjera en un menor tiempo que lo habitual.

-Sangre y agua

Uno de los aspectos más interesante sobre la muerte de Jesús que sigue causando gran debate es el atravesamiento del costado de Jesús y la salida de “sangre y agua”, tal como lo describe el Evangelio de San Juan.

A pesar que ni el lugar exacto y ni siquiera el lado de la herida por la lanza está especificado en los Evangelios, la palabra griega usada por San Juan para denotarla: “pleura”, claramente implica las costillas. Como ya lo mencionamos, se llama pleura a la membrana que envuelve a los pulmones. Por lo tanto, parece probable que la herida fue en el tórax.

En cuanto al lugar de dicha herida, tradicionalmente se le ha atribuido al lado derecho, como se puede ver en las primeras representaciones pictóricas de la crucifixión y como se puede desprender de la imagen del Sudario de Turín.

San Juan relata que de la herida salió “sangre y agua”. ¿Pudo salir de la herida primero sangre y después agua? ¿Es esto médicamente posible?

Partamos diciendo que en la antigua Grecia, el orden de las palabras generalmente denotaba la magnitud y no necesariamente la secuencia temporal de los hechos, por lo que pudo suceder que se describió primero la sangre por la cantidad de ella que salió de la herida más que por la secuencia temporal.

Si pensamos que la dirección que debió tomar la lanza al penetrar entre las costillas tuvo que ser hacia arriba y adentro, es mucho más probable que por el lado derecho la lanza hubiese perforado la aurícula o el ventrículo derecho que probablemente estaban con gran cantidad de sangre (Figura 14).


Figura 14

Se ha demostrado que luego de la muerte, ambas cavidades cardíacas son el “reservorio” de la sangre, es decir, en estas cavidades se junta la sangre que no siguió circulando. Esto contrasta notablemente con las cavidades izquierdas del corazón, las que, por un lado son mucho más gruesas y, por otro, “quedan con menos cantidad de sangre”. Este hecho también apoya la idea que la herida fue por el lado derecho.

Ahora bien, si San Juan realmente describió la secuencia temporal, es decir, que primero de la herida salió sangre y luego agua, también se puede explicar por el desarrollo de un derrame pleural.


- Derrame pleural

Como ya lo mencionamos, el derrame pleural es la presencia de líquido entre la pleura y los pulmones (Figura 15).


Figura 15


Este líquido puede ser sanguinolento, seroso (como el agua) o una mezcla de ambos. Los politraumatismos y los traumas torácicos cerrados sufridos por Jesús pueden perfectamente explicar la aparición del derrame pleural sanguinolento.

El derrame pleural seroso podría ser explicado por el desarrollo de una insuficiencia cardiaca aguda (ICA). La ICA es la incapacidad del corazón de “funcionar” según lo requerido. Como ya lo vimos, esto sucedía frecuentemente en todas las víctimas crucificadas.

Tenemos, por tanto, que probablemente Jesús desarrolló, durante su Calvario, un hemohidrotórax, es decir, un derrame pleural con mezcla de sangre y líquido seroso.
Se sabe que la sangre pesa más que el líquido seroso, por lo que luego de algunas horas en una posición vertical, como en la cruz, posiblemente el contenido sanguíneo del derrame pleural podría haberse depositado en la parte más baja del derrame. Si la lanza penetró por el lado más bajo, en dirección hacia arriba y adentro, pudo “entrar” directamente en la zona donde se depositó la sangre, por lo que ésta salió en un primer momento y luego salió el contenido seroso del derrame pleural (Figura 16).


Figura 16

Esta teoría obviamente se basa en que la lanza nunca perforó el Sacratísimo Corazón del Salvador.

POR QUÉ EL LIBERALISMO DESCRISTIANIZA


Una conferencia inolvidable de Francisco Canals Vidal


La palabra liberalismo tiene diversidad de acepciones, con frecuencia no precisadas en su posible conexión. El liberalismo económico ahora casi define la ideología de las actuales «derechas», que preferentemente gustan de llamarse «centro». Liberalismo, en el mundo protestante, especialmente anglosajón, es sinónimo, en lo religioso y teológico, del modernismo que condenó san Pío X o del actual progresismo. En el siglo XIX era una doctrina que se orientaba hacia la separación de la Iglesia y el Estado, y se realizaba en el reconocimiento obligatorio de la igualdad de derechos de todas las confesiones religiosas.

Aquí me ocuparé de esta tercera acepción, que fue cronológicamente la primera en difundirse y que fue objeto de condenaciones pontificias, sobre todo en los pontificados de Gregorio XVI, Pío IX, León XIII y san Pío X. Pío XI le dio el nombre de laicismo y lo condenó igualmente. Ahora, tanto la palabra liberalismo como la de laicismo, en este sentido de relación entre lo religioso y lo político, están prácticamente rehabilitadas y elaboradas positivamente, lo cual es un factor decisivo de la actual confusión de ideas.
Buscando razones en defensa del juicio condenatorio de la Iglesia sobre el liberalismo así entendido, se podrían aducir muchos hechos que hacen patente el efecto profunda y extensamente descristianizador de la política y de la legislación liberales. En esta misma asociación de la Ciudad Católica, y aquí en Barcelona, el profesor Alsina analizó documentadamente la pavorosa decadencia de la vida religiosa y de la fecundidad de las familias cristianas en cuanto a las vocaciones sacerdotales y religiosas, que han acaecido en España como efecto de la transición a la democracia, con el paso de una legislación que proclamaba el deber de regularse según la doctrina católica a la afirmación de la completa «descatolización» del Estado español.

Me voy a ocupar, en esta ocasión, de razonar el acierto del juicio de la Iglesia -recordemos que los juicios doctrinales no se derogan por el silencio ni por el lenguaje más o menos preciso con que se planteen cuestiones en el campo político o sociológico- atendiendo a una fuente filosófica fundamental, inspiradora del Contrato social de Rousseau, orientadora de la Ilustración del siglo XVIII y que está en el origen de la «desconfesionalización» de la sociedad política en los Estados Unidos: me refiero a la doctrina de Spinoza, el judío holandés enemistado con la sinagoga de su tiempo y más amigo de los cristianos liberales que eran los republicanos holandeses, enfrentados al calvinismo de Guillermo de Orange, el que «salvó» Inglaterra del catolicismo e instauró y reforzó la confesionalidad en el Reino de la Iglesia de Inglaterra ratificada en su protestantismo reformado, es decir, calvinista.

Bonifacio VIII promulgó una bula de las más denostadas y desprestigiadas, no sólo por los enemigos de fuera de la Iglesia, sino también desde dentro, por todos los regalistas, galicanos y febronianos y, desde luego, por los católicos liberales.

Leamos el punto de partida y la definición a que llega la bula, de 18 de noviembre de 1302: «La fe nos urge y obliga a creer y mantener y confesar que es una la Santa Iglesia Católica y Apostólica, fuera de la cual no se da salvación ni remisión de los pecados, que es único el Cuerpo místico, cuya Cabeza es Cristo, que es el Cristo de Dios, en la cual Iglesia hay un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo» (DS núm. 870).
La conclusión que contiene la fórmula definitoria dice:
«Así pues, estar sometido al Romano Pontífce es absolutamente de necesidad para la salvación para toda humana criatura. Lo declaramos, lo afrmamos y lo decimos» (DS núm. 875).
En el texto de la bula se habla de las «dos espadas», la espiritual y la temporal. «La primera, ejercida por la Iglesia: la segunda, por los reyes y soldados. Pero, según el agrado y tolerancia del sacerdote. Pues es necesario que una espada esté bajo la otra espada, y que la autoridad temporal se someta a la autoridad espiritual» (DS núm. 873).
El tema de las dos espadas se toma a partir del pasaje evangélico en el cual los Apóstoles, durante la Pasión del Señor, aluden a que tenían «dos espadas». Según el magistral estudio del padre Francisco Segarra, esta argumentación y su contexto no son lo definido infaliblemente. Lo definido infaliblemente es el universal deber de obedecer a la Iglesia en todo lo humano, fundado en que la Iglesia es la única Iglesia de Cristo.
El rey Jacobo I de Inglaterra escribió el tratado Contra la doctrina católica de la autoridad pontificia sobre los reyes. El último acto de juicio formal condenatorio de un rey, y declaratorio de que sus súbditos no le debían obediencia, por oponerse él a la Ley divina, es el de san Pío V contra la reina Isabel de Inglaterra, en una bula de 25 de febrero de 1570 (véase Historia de los papas, de Ludovico Pastor, versión castellana, vol. XVIII, Barcelona, 1931, p. 180 ss.).
Notemos que es el último papa canonizado anterior a Pío X y recordemos que los ingleses católicos no lo recibieron con adhesión entusiasta. En réplica al rey Jacobo, escribió Suárez, en 1613, su Defensa de la fe católica contra los errores de lo secta anglicana con respuesta a lo apología a favor del juramento de fidelidad y el Prefacio monitorio del Serenísimo Rey de Inglaterra Jacobo.
En esta obra de Suárez, la cuestión decisiva es tratada en su parte tercera. El rey Jacobo defendía que, siendo el poder real de origen divino, era una usurpación de los papas romanos pretender que tenían juicio y autoridad sobre el poder real. Suárez argumenta contra el rey Jacobo partiendo del principio de que no podrían existir en el mundo dos autoridades soberanas entre las que no se diese ningún orden ni dependencia de una con otra: «O la Iglesia tiene autoridad sobre los reyes en lo que ha sido confiado a la autoridad de la Iglesia o, por el contrario, habrá que reconocer que la Iglesia ha de someterse al poder real». Si no se acepta la autoridad del Papa sobre los reyes, hay que aceptar la autoridad de los reyes sobre la Iglesia.
En realidad, en la hostilidad secular contra la doctrina de Bonifacio VIII estaba subyacente la voluntad de que el poder humano de las autoridades de los estados no tuviese que reconocer ninguna dependencia ni deber de obediencia respecto de los juicios morales que diese la Iglesia sobre las leyes y decisiones políticas. Esta emancipación del hombre frente a Dios, realizada a pretexto del principio de independencia de lo político respecto de la autoridad religiosa, que fue madurando desde el regalismo a través de la Ilustración de las monarquías del despotismo ilustrado, no tendría en el mundo su culminación definitiva más que en el Estado liberal. En la proposición veinte del Syllabus de Pío IX, de 8 de diciembre de 1864, leemos:
«El poder eclesiástico no debe ejercer su autoridad sin permiso ni asentimiento de la autoridad política» (DS núm. 2920).

Y en la proposición treinta y nueve, encontramos condenado el siguiente principio: «El Estado de la República (es decir, el Estado de origen democrático), en cuanto que es el origen y la fuente de todos los derechos, goza de un derecho no circunscrito por límite alguno» (DS núm. 2939).

Recuerdo que, en los tiempos del ascenso del totalitarismo del Estado nazi, comentaban algunos que Pío IX se había anticipado a su condenación. Lo que en realidad hizo Pío IX es condenar muy explícitamente y con perfecto conocimiento de causa el liberalismo de su tiempo, que sentó el principio que desde entonces no ha hecho sino consolidarse y desarrollarse en sus consecuencias. La democracia absoluta que ahora se presenta a sí misma como la única forma de poder humano acorde con la naturaleza del hombre se fundamenta en principios filosóficos de los que se deduce lógicamente la absoluta independencia respecto de Dios de la voluntad política de los hombres.
Spinoza sostiene que «siempre que en un Estado se admita el ejercicio de una autoridad independientemente del poder político habrá, necesariamente, escisión y lucha, como ocurrió a los reyes de Israel, a los que pretendían juzgar los Profetas». Y, a partir de aquí, sostiene que «sólo el poder político puede ser fuente de la vida moral» y que «los que tienen el poder soberano son guardianes e intérpretes, no sólo del derecho civil, sino también del sagrado, y que únicamente ellos tienen derecho a decidir qué sea lo justo y qué lo injusto, lo que sea conforme o no a la piedad. Mi conclusión, finalmente, es que, en orden a mantener el derecho de la mejor manera posible y asegurar la estabilidad del Estado, conviene dejar a cada uno libre de pensar lo que quiera, y de decir lo que piense» (Tractatus theologico-politicus, prefacio).
El Tractatus theologico-politicus de Spinoza fue escrito en 1670. Fue más conocido como el punto de partida de los criterios metafísicos y epistemológicos que pusieron en marcha la lectura racionalista y modernista de la Sagrada Escritura, pero ejerció una inspiración profunda en lo más originario y auténtico del pensamiento liberal. Parece muy probable que el verdadero creador del edificio político americano, Thomas Jefferson, aparentemente «unitariano» era, en su pensamiento profundo, un discípulo de Spinoza, porque hacía ya tiempo que el unitarianismo, que se presentaba como «negador de la Trinidad», había evolucionado en la dirección del monismo panteísta y naturalista que se había expresado en forma tan explícita en la obra del judío no creyente, sino «filósofo», Baruch de Spinoza.
Los católicos liberales del siglo XIX ponían en duda el acierto y la justicia de las condenaciones pontificias sobre el liberalismo, e inspiraron prácticamente la aceptación de los principios liberales. Si hubiesen atendido a las fuentes filosóficas del liberalismo, hubieran comprendido el profundo acierto de las condenaciones de la Iglesia.

En realidad, el Estado moderno de inspiración filosófica deriva prácticamente del panteísmo que. con formulaciones de un monismo estático spinoziano o de un monismo dialéctico hegeliano, vino a reinar en el Occidente apóstata del cristianismo a partir de la Revolución francesa. La primera proposición del Syllabus de Pío IX contiene una admirable síntesis de todos los errores contemporáneos en esta su doble raíz spinoziana y hegeliana. La proposición condenada dice así:
«No existe ningún poder divino supremo sapientísimo y providentísimo, distinto de la
universalidad de las cosas, y Dios es idéntico con la naturaleza y, por lo mismo, sometido a cambio, y en realidad Dios se realiza en el hombre v en el mundo, y todas las cosas son Dios, y tienen la mismísima substancia de Dios, y una y la misma cosa es Dios y el mundo y, por consiguiente, el espíritu y la materia, la necesidad y la libertad, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto» (DS núm. 2901).
Si los católicos liberales hubiesen atendido a las fuentes filosóficas del liberalismo, hubieran podido advertir la razón profunda de su devastadora influencía descristianizadora. El venerable obispo Torras y Bages veía la revolución liberal como la puesta en práctica del Contrato social de Rousseau. Acertaba plenamente, pero podemos añadir que el propio Rousseau, en su Contrato social, viene a ser un epígono de Spinoza, en todo el sistema de su pensamiento (expuesto en la Ethica, el Tractatus theologico-politicus y el Tractatus politici).
Desde el naturalismo integral de Spinoza carece de sentido el libre albedrío, la conciencia del deber, del mérito y del demérito, o del bien y del mal, pensados como distintos de la utilidad o del deseo al que el hombre es impulsado necesariamente por la naturaleza. Si proclamamos la necesidad natural de todas las operaciones del hombre, nos libramos del sentimiento de culpa por el remordimiento.
El mismo Freud es spinoziano. Un misterio presente en el mundo contemporáneo descristianizado es la frecuencia del lenguaje moralizador, condenatorio precisamente de lo tradicional cristiano y del orden natural de las cosas -del matrimonio monógamo e ¡ndisoluble entre varón y mujer, de la fecundidad contraria al aborto, de la conservación de la vida contraria a la eutanasia, de toda autoridad en la familia y en la escuela- para cumplir literalmente la profecía bíblica: «¡Ay de los que a lo bueno llaman malo y a lo malo, bueno!».
Nuestro mundo está atravesado por la desconcertante paradoja de que la filosofía que inspira el liberalismo es determinista, negadora del libre albedrío y desconocedora del carácter personal del individuo humano. Por esto, no es de extrañar que la mayoría de los que combaten la pena de muerte defiendan la licitud del aborto y de la eutanasia. El juicio condenatorio de Pío IX en la Quanta cura y el Syllabus fue reiterado y sistematizado con precisión admirable en el plano doctrinal por León XIII, sobre todo en sus encíclicas Immortale Dei y Libertas, que presentan el liberalismo como la puesta en práctica del inmanentismo naturalista y, a la vez, advierten que el liberalismo conduce al ateísmo.
León XIII insistió en que viene del ateísmo el que el Estado conceda a todas las religiones iguales derechos. Su juicio se corresponde plenamente con la intención profunda de la concesión, por el Estado liberal, del derecho que propugnaba Spinoza de dejar a cada uno pensar lo que quiera y decir lo que piensa como camino para que el poder político se constituya en única fuente de ideas morales.
En realidad, estamos viendo esto en la vida política interna de los estados y en la vida internacional: desde la ONU y desde la UNESCO, los criterios y las normas con que se pretende evitar el contagio del SIDA o regular la explosión demográfica en el mundo dan por presupuesto como algo obvio que desde los poderes estatales o internacionales no se ha de esperar ni se puede aceptar ninguna normatividad moral de origen religioso, procedente de cualquier iglesia o confesión.

Hay que reconocer que desde la ONU, como desde los poderes políticos estatales, ni se espera ni se aceptaría un juicio moral venido del mundo religioso. Sociológica y culturalmente, nos encontramos con la trágica exclusividad del islamismo en aparecer como una resistencia explícita a la secularización del laicismo en nuestra vida colectiva. Si se hubiese atendido a los procesos reales que hemos presenciado y que han llevado a la descristianización de la cristiandad occidental, tendríamos que reconocer dos hechos importantísimos y de significado decisivo:
En primer lugar, la injusticia sectaria que ha hecho evolucionar el Estado separado de la Iglesia hacia el Estado laicista opresor del derecho a la presencia de la fe en la educación y en la vida social, que no es algo contradictorio con los principios de liberalismo que la Iglesia condenó, ni accidental su dinamismo profundo. En segundo lugar, la hegemónica influencia del sectarismo anticristiano en los medios de comunicación social y en todos los ámbitos culturales que han conformado la mentalidad contemporánea antiteística es algo no sólo coherente con los principios del liberalismo, sino algo intentado por «principios» explícitamente afirmados como la finalidad del propio liberalismo desde sus fuentes filosóficas originarias y capitales.

Al preparar el envío de la ponencia pronunciada en Barcelona en el último congreso de la Ciudad Católica, me parece oportuno añadir unas notas sobre la filosofía profunda de los nacionalismos, a modo de homenaje al eminente pensador Rafael Gambra, recientemente fallecido, y que durante tantos años había colaborado activamente manteniendo la presencia del pensamiento tradicional en tantos ámbitos de la vida española.

En un iluminador trabajo titulado Patriotismo y nacionalismo, publicado en la revista barcelonesa Cristiandad (núm. 160. noviembre 1950, pp. 507-508), Rafael Gambra formuló un análisis profundo y fundamental sobre la génesis y el sentido de la ideología nacionalista que me parece oportuno citar literalmente con alguna extensión:

«Para los ilustrados, las diversas religiones... eran visiones burdas, representaciones populares de una más profunda verdad, que es la comprensión racional, científica, del universo. Y como complemento de este nuevo gnosticismo vulgarizado dominó, en el ambiente de las Luces, una filosofía de la historia según la cual se va operando lentamente un proceso de racionalización en el cual la razón va abriéndose paso a través de las nieblas de la ignorancia, de la superstición y de la creencia. [...]

»La actitud personal del enciclopedista, congruente con esta concepción, habría de ser idéntica a la del antiguo sofos griego, que fue heredada por el gnosticismo: un aristocrático desdén hacia las perecederas creencias del pueblo y del medio ambiente, y la pasividad meramente espectadora del «iniciado» que espera lo que necesariamente y por sus pasos contados ha de suceder.
»Sin embargo, en el seno de la Ilustración, surgió una voz que, si participante del espíritu general del movimiento, era disidente respecto de la filosofía de la historia... fue la voz la J.J. Rousseau. Para el autor del Emilio, el advenimiento de la era racional de la humanidad no ha de venir por sus pasos contados, en un lento pero necesario abandono de los ídolos, porque la irracionalidad no es meramente un estrato previo que se transformará en Ilustración, sino que es causa del mal, del único mal posible, origen de la perversión del hombre, naturalmente bueno... es preciso, en consecuencia, destruir esa sociedad para, sobre ella, edificar la nueva sociedad racional, en la que el hombre, libre de estas influencias deletéreas... recupere el máximo posible de libertad, y con ello de espontánea inocencia.
»Entonces surge de un modo explícito el espíritu revolucionario, por oposición y en contraste con el plácido espíritu enciclopedista que, simplemente, esperaba la evolución. [...] »Esta organización de la sociedad sobre bases racionales a partir de una ruptura con el pasado debería realizarse, para ser lógica, sobre la sociedad universal, o al menos sobre un ideal universalista, antinacional.

»Sin embargo, contra la lógica interna del sistema, el constitucionalismo decimonónico admitió y se aplicó a las nacionalidades existentes, estableciéndose para cada nación una Constitución racional y definitiva que tomaba como objeto y calificativo, precisamente, el nombre de la nacionalidad. Entonces surge un nuevo y extraño sentimiento que, como el antiguo patriotismo, representa una adhesión afectiva a la propia nación, pero que no puede llamarse ya 'patriotismo' porque reniega de la obra de los padres y antepasados, y se funda sobre una ruptura con su mundo y sus valores. Este sentimiento es el nacionalismo».
A continuación, Gambra señala dos características del nacionalismo como «nueva fuerza espiritual del mundo moderno»: su naturaleza teórica frente a la meramente afectiva y existencial del patriotismo... y su absolutividad.
«Al paso que el patriotismo puede ser un sentimiento condicionado y jerarquizado... en el nacionalismo la razón de Estado es causa suprema e inapelable, y la nación o Estado, hipostasiados, comunidad abstracta, constituyen una instancia superior sin ulterior recurso». El fundamentado juicio de Rafael Gambra responde a un conocimiento auténtico de las bases filosóficas y los condicionamientos culturales en que se gestó la doctrina nacionalista: el idealismo filosófico, elaborado en el contexto cultural del Romanticismo alemán. En esta nota de homenaje a Gambra, no haré sino subrayar los rasgos característicos de este pensamiento en el doctrinario del nacionalismo catalán.
Enric Prat de la Riba, en su decisivo manifiesto La nacionalitat catalana, afirma:
«Descentralización, autogobierno, federalismo, estado compuesto, autonomismo, particularismo, suben con el astro nuevo, pero no lo son. Una Cataluña libre podría ser uniformista, centralizadora, democrática, absolutista, católica, librepensadora. Unitaria, federal, individualista, estatista, autonomista, imperialista, sin dejar de ser catalana. Son problemas internos que se resuelven en la conciencia y en la voluntad de un pueblo, como sus equivalentes se resuelven en el alma de un hombre, sin que el hombre y el pueblo dejen de ser el mismo hombre y el mismo pueblo por el hecho de pasar por estos diferentes estados».
No puedo dejar de recordar la indignación con que leía este texto de Prat de la Riba el padre Orlandis, al dármelo a conocer. Contiene un juicio desorientado y desorientador que explica, probablemente, muchas incoherencias internas y debilidades en las posturas políticas que ven en esto una inspiración de sus actitudes pero, con su vaciedad e inconsistencia, el significativo párrafo de Prat de la Riba es coherente con la inspiración filosófica que revela al escribir «la nacionalidad es un 'Volksgeist', un espíritu social o público».
Para los sistemas idealistas en que se plasmaron estos conceptos, este «espíritu del pueblo» es una más cercana y profunda expresión de lo absoluto que la fe o el culto religioso. Aunque tal vez Prat de la Riba no fuese plenamente consciente de ello, se habia ciertamente contaminado e impregnado de aquellas deletéreas concepciones filosóficas.
Se explica así que, para negar que la «unidad católica» pueda ser admitida como explicación de la existencia histórica de España, afirme que «es un contrasentido inexplicable hacer de la religión católica, que es por su naturaleza universal, un elemento de diferenciación de los pueblos. Por su origen, por su fin, por su doctrina y por su misión social, la religión católica es incompatible con la acción nacionalizadora que se le atribuye».
Podríamos observar aquí el carácter abstracto y, en el fondo, racionalista, que atribuye a la catolicidad de la Iglesia, que siempre, a lo largo de su historia, ha asumido y se ha compenetrado en la vida histórica de los pueblos, de tal manera que no sólo los pensadores católicos, apologistas de la fe y de la Iglesia en los distintos pueblos, sino la misma autoridad jerárquica de la Iglesia, ha hablado frecuentemente y ha reconocido secularmente su presencia generadora de tradición católica en los pueblos.
Hace poco tiempo, Juan Pablo II llamó a España «evangelizada y evangelizadora», y nunca la Iglesia ha dejado de proclamarse «generadora maternal» de la vida colectiva y de la tradición de pueblos como Italia, Irlanda, Polonia, Francia o Bélgica. La Santa Sede ha dado el título de Católica a la Corona española, de Cristianísima a la Corona francesa, de Fidelísima a la Corona portuguesa, o de Apostólica a la Corona de Hungría.
El pensamiento implícito del extraño juicio de Prat de la Riba se pone más gravemente de manifiesto si continuamos la lectura del párrafo en que acaba de negar la posibilidad de que la Iglesia católica ejerza una acción formadora de la tradición de un pueblo. Escribe Prat de la Riba:
«Causa de individualización social sólo podrían serlo las religiones antiguas, las religiones naturales, que nacían en cada pueblo como los otros elementos de la vida popular, como el derecho, la lengua. No lo podrá ser la religión de todas las naciones y lenguas».
La extravagancia de estas afirmaciones, desenfocadas y erróneas, pone también de manifiesto que Prat de la Riba no era consciente de que, en la filosofía inspiradora del contemporáneo nacionalismo revolucionario, la negación o total olvido de la trascendencia de lo religioso sobrenatural sobre la sociedad y la cultura humana se apoya, precisamente, en aquella absolutización de lo inmanente. No se da cuenta de que, entendida como «espíritu del pueblo», universalizada y absolutizada en las filosofías idealistas, la nación pasa a tener el papel de las religiones gentiles y a dar desde luego por «cancelada» la economía sobrenatural y divinizante de la Iglesia católica, máximamente apta para ser orientadora y generadora de culturas humanas.
(Esta conferencia fue pronunciada en la Reunión de Amigos de la Ciudad Católica, celebrada en la Fundación Balmesiana (Barcelona) los días 28, 29 y 30 de noviembre de 2003. Se encuentra publicada en la Revista Cristiandad)