viernes, 15 de agosto de 2008

Edición Nº1, Agosto

Frente a la decadencia que nos va agobiando en casi todos los órdenes, es preciso reaccionar.
En nuestra Reacción Nº1:

1) Breve historia con motivo de la Asunción
2) Economía internacional:
"Se acerca el fin de la sociedad de bienestar"
Impactantes confesiones de un "gurú" de las finanzas internacionales.
3) Desastres de la educación moderna:
"Cuidado con nuestros niños: la Fiscalía Nacional de España investiga 400 páginas WEB en castellano que incitan a menores a la anorexia y a las autolesiones"
4) Crisis de la Iglesia:
"Esos sacerdotes que ya no son curas"
5) La verdadera Santa Teresa de los Andes:
"Demoledores y Creadores"
6) Un clásico que nunca muere:
"Revolución y Contra-Revolución", de Plinio Corrêa de Oliveira
7) Tema de debate: El Tercer Secreto de Fátima.
Comentario a un libro de Antonio Socci, Ed. Rizzoli, Milano, 2006.

Breve historia con motivo de la Asunción

Urna que contiene el cuerpo del Rey San Fernando III



Procesión de la Virgen de los Reyes

Cuentan las crónicas que el Rey San Fernando III (1198-1252), soñó con la Virgen, y que al día siguiente hizo llamar a los maestros imagineros de la corte para que tallaran una imagen igual a la que se le apareció en sueños.
Los artífices llegaron a labrar hasta cuatro imágenes de la Madre de Dios (se conservan en Sevilla): la Virgen de los Reyes que hoy se venera en San Clemente; la Virgen de las Aguas, que recibe culto en la Iglesia Parroquial del Divino Salvador; la Virgen de los Reyes, titular de la Hermandad de los Sastres, establecida en la Iglesia de San Ildefonso y la actual Patrona de Sevilla: la Virgen de los Reyes, cuya imagen recibe culto en la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral. Pero sólo en la efigie de ésta última fue que San Fernando reconoció a la Señora que se le había aparecido en sueños.
Esta célebre imagen acompañó a San Fernando –quien no conoció derrotas ni fracasos- en todas sus batallas contra los moros, y fue Ella quien presidió la entrada triunfal del monarca en Sevilla el año del Señor de 1248, una vez conquistada la ciudad. Desde entonces, en el día de la fiesta de la asunción de la Virgen, cada 15 de agosto, se celebra una procesión general, que convoca al clero, a las autoridades civiles y al pueblo en su honor. El Papa Alejandro IV concedió el 4 de abril de 1259 al Cabildo de la Catedral de Sevilla cien días de indulgencia para cuantos asistieran a la Solemnidad de la Asunción en honor a Nuestra Señora de los Reyes.
Han pasado ocho siglos, y aún hoy, las calles de Sevilla se llenan cada quince de agosto para ver pasar a la Madre de Dios.

martes, 5 de agosto de 2008

Se aproxima el fin de la sociedad de bienestar


El magnate GEORGE SOROS:
“Estamos ante el final de una era: la de la sociedad del bienestar”

NUESTRO COMENTARIO: Es interesante comparar la prensa chilena con la europea en lo que respecta a su visión de sociedad. En líneas generales, la primera muestra optimismo y autocomplacencia en la medida en que aspira a que Chile llegue pronto a ser un país desarrollado. De este modo, la prensa chilena, unos más, unos menos, viene inculcando a sus lectores la masificación del lujo, la popularización de los negocios, la universalización de la tecnologías, insuflando las apetencias de unas subsecuentes maravillas que ya se anuncian, y que empezaremos a tocar como el sediento que bordea un oasis. Botón de muestra típico: el reportaje publicado por un matutino el domingo 3 de agosto del presente, titulado “La Web del futuro y el “mundo feliz”. En el fondo, los medios nos vienen presentando de modo incesante el oro, el vientre y el afán de dominio (la antigua codicia de los tratados de moral) como la pura cepa de la modernidad. Y parecen decirnos: "chileno: ¡ahí están tus dioses!".

La prensa europea, aún en toda su variedad, presenta las cosas de forma bastante diversa. Los países desarrollados ya muestran un dejo de amargura cuando hablan de ese oro, de ese vientre, de esa tecnología, de esos dioses. El futuro no se ve claro, ni siquiera en el campo económico. La manera en que se ha producido ese oro, la forma en que se ha dado satisfacción a ese vientre, el modo en que ha devenido la nueva tecnología, han producido miles de efectos colaterales en las sociedades de bienestar, que ya vislumbra una era del dolor.

Pero el mito desarrollista, por el cual los chilenos insensatos hemos vendido todos nuestros tesoros morales, religiosos y culturales, no lo habremos de probar, mal que le pese a sus mentores. El quiebre definitivo de la sociedad de bienestar se aproxima, con su oro, su vientre y su tecnología.

A este propósito, presentamos extractos de la interesante entrevista que Georges Soros concedió a Katja Gloger de XL Semanal (edición Nº1084), y que el semanario titula “Estamos ante el final de una era: la de la sociedad del bienestar”.

Como se sabe, Soros es dueño de una de las mayores fortunas del mundo, amasada en las artes de la especulación. Hijo de un experto en esperanto, es agnóstico y un auténtico gurú del sistema financiero mundial.


LA NOTICIA: "El hombre que hizo temblar el Sistema Monetario Europeo con sus malabarismos financieros hace tiempo que se ha reconvertido en filántropo y activista político. Saltó a la fama en 1992, cuando sus movimientos especulativos forzaron al Banco de Inglaterra a devaluar la libra esterlina, operación con la que ganó 1.000 millones de dólares. En la actualidad, su fortuna está valorada en cerca de 9.000 millones de dólares. Nadie mejor que él para emitir un diagnóstico sobre la actual crisis económica y sugerir soluciones.
XLSemanal. Señor Soros, ¿cómo se siente un especulador en días como los que estamos viviendo?
George Soros. [Vacila, finalmente sonríe.] No es algo fácil, pero cuando la gente me pregunta a qué me dedico, sigo contestando: «Sí, soy especulador». Especulo en el terreno de las finanzas, pero también en el de las actividades benéficas y en el de la filosofía. Y en este último sentido es en el que más orgulloso me siento de ser un especulador.
XL. Los mercados financieros internacionales, en los que usted ha ganado miles de millones durante estos últimos años, fueron calificados por Horst Köhler, presidente de la República Federal de Alemania, como «un monstruo». ¿Se siente concernido por esa crítica?
G.S. [Vuelve a dudar.] Probablemente haya algo de verdad en esa afirmación. Para ser claro: soy un especulador, pero no defiendo la especulación actual…
XL. ¿Cómo hay que interpretar estas palabras?
G.S. Yo me atengo a las reglas. Y llevo tiempo pidiendo que se mejore el control de los mercados financieros, los criterios para la concesión de créditos, por ejemplo. En ese sentido, el presidente alemán tiene razón. Tenemos que regular mejor el capitalismo, de una vez por todas. Si no lo hacemos, él mismo se acabará destruyendo, nos destruiremos todos.
XL. Parece que ya está pasando: los precios del petróleo y de los alimentos básicos están por las nubes. El Estado del bienestar se encuentra amenazado en los países desarrollados, y en los países pobres ya se han producido huelgas y protestas. ¿Los especuladores están conduciendo al mundo a la próxima gran crisis?
G.S. Es cierto en parte. Cualquier forma de especulación se basa también en la realidad. Tomemos el ejemplo del petróleo: hay gran cantidad de motivos objetivos para que su precio siga subiendo.
XL. ¿Por ejemplo?
G.S. Oferta y demanda. Muchos campos petrolíferos son viejos, su producción se está reduciendo parcialmente, por ejemplo en México y Arabia Saudí, los principales suministradores de Occidente. Esto hace que la oferta sea menor. Además, muchos productores prefieren conservar sus reservas bajo tierra, en la confianza de que los precios sigan subiendo. A esto hay que sumarle la demanda de países como China y la India. Y los precios elevados ayudan a estabilizar regímenes autoritarios y corruptos como los de Venezuela, Irán o Rusia. Es como la maldición de las materias primas. Es algo realmente perverso.
XL. Así que, en realidad, los especuladores son inocentes…
G.S. No, por supuesto que no. Los especuladores han creado la burbuja sobre la que descansa todo. Han tirado de los precios hacia arriba con sus expectativas, con sus especulaciones sobre el futuro, y sus actividades han alterado los precios, los han deformado, sobre todo en el campo de las materias primas. Es como acaparar alimentos en época de hambruna para beneficiarse con la previsible subida de los precios. Esto no debería permitirse. Por eso yo pido que se les prohíba a los grandes fondos de pensiones estadounidenses invertir en materias primas. Los fondos de inversión también deberían atenerse a unos requisitos mínimos si quieren invertir en materias primas. La carrera actual por hacerse con ellas me recuerda a una idea recurrente hace 20 años. En aquella época, todos estaban locos por las llamadas `carteras de seguros´. Al final, los inversores acabaron desequilibrando el mercado. Se cometieron excesos que terminaron en la crisis bursátil de 1987.
XL. ¿No nos encontramos ahora ante la amenaza de una crisis semejante?
G.S. Nos estamos adentrando en la crisis financiera más profunda desde los años 30. En los últimos tiempos hemos visto cómo estallaban varias burbujas, como la de las acciones tecnológicas y, más recientemente, la del mercado inmobiliario. En este último sector, la crisis aún no se ha manifestado en toda su magnitud. Creo que todavía no hemos visto ni la mitad de la caída de precios. En el próximo año habrá más de dos millones de propietarios incapaces de pagar sus hipotecas. Ya se está produciendo una enorme destrucción de patrimonio.
XL. Usted ha llegado a hablar de una `superburbuja´...
G.S. Sí. Empezó a formarse en 1980, cuando se asentó la ideología del fundamentalismo del mercado.
XL. De acuerdo con la cual los mercados debían autorregularse, había que rechazar el intervencionismo estatal y eliminar las limitaciones.
G.S. Había que confiarlo todo a la libre interacción de las fuerzas económicas. En realidad no fue un descubrimiento estadounidense. Comenzó en Gran Bretaña con Margaret Thatcher y fue llevado a Estados Unidos por el republicano Ronald Reagan. El presidente Reagan llegó a hablar de «la magia del mercado». Ni que decir tiene que muchos lo consideran una especie de santo. Pero los tan alabados mercados empezaron a cometer toda clase de excesos que ya no podían ser controlados. Los tipos de interés eran tan bajos en Estados Unidos que los bancos animaban a los ciudadanos a que cada vez pidieran más dinero prestado. Es algo sorprendente, casi irresponsable. Al mismo tiempo existía la confianza de que el Estado intervendría cuando las cosas se pusiesen feas.
XL. Como en el caso del derrumbe del banco de inversiones norteamericano Bear Sterns, acaecido hace sólo unos meses. El Banco Central estadounidense inyectó miles de millones en el sistema bancario para impedir nuevos desastres.
G.S. Sí, así se les salvó el pellejo; prácticamente se compró su libertad. Sin embargo, el supuesto boom acabó convirtiéndose en una crisis. Y eso es lo que estamos viviendo ahora: el final de un superboom, el fracaso de una ideología equivocada. Estamos asistiendo al final de la sociedad del bienestar, al final de una era.
XL. ¿Hasta qué punto está enferma la economía estadounidense?
G.S. Creo que la recesión es inevitable. Estados Unidos prácticamente ha absorbido el dinero de la economía mundial durante años porque el dólar era la divisa base y también una divisa de reserva. Nos hemos dedicado sobre todo a pedir prestado dinero, hemos consumido más de lo que hemos producido y estamos endeudados. Pero el dólar es cada vez menos una divisa de reserva. Los precios suben, las crisis inmobiliaria y crediticia penden sobre nosotros como una espada de Damocles. Apenas tenemos margen de maniobra. Y Europa también ha cometido errores: ha subido los tipos de interés por miedo a la inflación. No es una medida inteligente. Es cierto que la recesión parte de Estados Unidos, pero los europeos están a punto de importarla.

Cuidado con nuestros niños


Cuidado con nuestros niños: La Fiscalía Nacional de España investiga 400 Páginas WEB de habla castellana, que incitan a menores a la anorexia y a las autolesiones
(* La foto que publicamos arriba no pertenece a una de estas páginas)
NUESTRO COMENTARIO: La felicidad prometida por la modernidad materialista, pragmática, consumista y anti-contemplativa es bastante paradójica. Promete libertad, y los adolescentes se perfilan en sus tendencias psicológicas –hasta en el modo de vestirse- cortados por una misma mano invisible, que va imponiendo el nudismo, el neotribalismo y la sensualidad exacerbada del viejo paganismo en las modas, las maneras, las costumbres.

El culto al cuerpo según los padrones físicos que van cambiando casi cada diez años, con un poco estudiado pero enorme poder de atracción, seducción y subyugación, ya impone sus cadenas a niñas de doce años, con consecuencias catastróficas no sólo en el orden moral y religioso –cosa que poco importa a nuestros burgueses amorales y agnósticos- sino también en el orden de la salud mental –cosa de relativa importancia para éstos, pero de mucha trascendencia para nosotros- en este caminar del mundo hacia el caos.

Cuidemos a nuestros niños. La noticia que les presentamos es espantosa. Fue publicada por la prensa española el domingo 20 de julio del presente año 2008, y con especial detalle por el ABC de Madrid. Extractamos lo fundamental, con algunos pequeños cambios de redacción:

LA NOTICIA: “Páginas web que alientan, arropan e instruyen a miles de jóvenes enfermas de anorexia o bulimia. El debate jurídico, alentado por la propia Fiscalía General que fue la que encargó el informe, es sin duda intenso, porque es difícil incardinar estas conductas en un tipo delictivo. Sin embargo, los datos recogidos en el informe dejan muy claro que hay que desactivar esta bomba de relojería que amenaza la salud de muchísimas personas, incluidas niñas de hasta doce años.
El documento policial se ha realizado a partir del estudio de más de 150 páginas web, foros y comunidades, si bien se advierte que puede haber unas 400 sólo en castellano -el 95 por ciento de sus autoras son suramericanas-. La primera conclusión es que todas ellas tienen un elevado número de visitas, entre 1.500 y 8.000, en función del tiempo que estén activas. En cuanto a quiénes se interesan por estas páginas, se trata de mujeres de entre 12 y 28 años, aunque el grupo mayoritario es el del tramo de edad que va de los 14 a los 25.

El 60 por ciento de las usuarias está en una fase de inicio de la enfermedad y las páginas son especialmente peligrosas para ellas porque a través de estos sitios comienzan a descubrir dietas «rápidas», laxantes, medicamentos, así como trucos (tips, en su argot) para engañarse tanto a sí mismas como a sus padres o familiares. Además, todavía no han comenzado a llamar la atención de su entorno y no están sometidas a un control familiar, médico o psicológico.

Otro 23 por ciento de las visitantes de las páginas se encuentran ya en una fase de desarrollo de la enfermedad y el 17 por ciento restante admite encontrarse bajo tratamiento médico. «Este grupo -afirma el documento- es el más preocupante: en primer lugar porque desarrollan mecanismos «defensivos» y encontrando apoyo y refuerzo para «vencer» a los tratamientos y terapias y, en segundo lugar, porque con frecuencia despiertan la admiración de sus compañeras virtuales y por tanto llegan a actuar como líderes del grupo».
Las páginas son un auténtico manual para lograr un engaño masivo: a la propia mente, al estómago, a los padres, a los amigos, con consejos explícitos del tipo «mastica la comida y haz como que vas a tomar agua y tira la comida en el vaso (debe ser un vaso oscuro y sin líquido y que nadie esté cerca para verlo)»; «toma agua media hora antes de comer, y toma un trago entre cada bocado, toma suficiente pero no demasiada (...) ésto ayudará a que la comida salga más fácilmente»; «mete dos o tres dedos (el cepillo de dientes también sirve) tan adentro como puedas en tu garganta, muévelos haciendo un círculo (...) no los saques cuando comiences a sentir asco de otra manera sólo serán intentos y cada vez es más difícil volver a intentarlo»; «no menciones la palabra anorexia»...
Pero sin duda uno de los elementos más sorprendentes es la convocatoria en la red de competiciones entre personas que sufren un trastorno alimentario para ver quién es capaz de adelgazar más en menos tiempo. Son las llamadas «carreras de kilos» que se convocan en las web, a través del messenger y los foros «aportando en ellos sus direcciones de correo electrónico, con cuyos mensajes intercambian información y experiencias». El informe recoge el caso de una chica que se plantea perder el máximo peso posible en el menor tiempo e invita a las demás a participar y a aportar ideas de cómo organizar la competición.
«Yo me apunto a esta carrera -dice unas de las comunicantes-; el consejo que puedo dar es que pongas una lista de puntos por nuestras acciones, por ejemplo si hago ejercicios obtengo cinco puntos y así se van sumando, obviamente la que tenga más puntos y pierda más peso va a ir a la delantera (...) espero que la carrera se realice lo antes posible, creo que nos urge a casi todas». La organizadora revela que hay 45 «princesas (chicas anoréxicas, en su jerga) inscritas y confirmadas. Las he separado en categoría de edades, a ver si así hacen su esfuerzo y ven cómo algunas pequeñas hacen mejores cosas que las más grandotas (...) ¡Doy por empezada la carrera!». Y se adjunta la tabla de puntuación: por ejemplo 10 puntos por ayunar, otros tantos por una hora de ejercicio y así sucesivamente. Las competidoras tienen entre 15 y 18 años.
En estas páginas se encuentran también muchas referencias al suicidio, que «se trata de forma abierta» y son una muestra perfecta de la «depresión y soledad que padecen» las chicas. Igualmente, la presencia de otros trastornos de la personalidad es muy elevada, «tales como síntomas depresivos, ansiedad y dependencia del alcohol y las drogas». «La tendencia a las adicciones se origina debido a la urgencia incontrolable por comer y hacer cualquier cosa con el fin de evitar ingerir comida».
«Pero de todos los contenidos de las páginas los que resultan más preocupantes e incomprensibles son los relativos a las técnicas PRO-SI (Pro Self Injury). Estas técnicas tienen como objetivo principal el auto castigo ante lo que ellas denominan falta de autocontrol, por ingerir comida y no ser capaces de controlar su propia voluntad ante los duros periodos de ayuno que se auto imponen. Además, según su creencia el dolor producido por las heridas (cortes en el cuerpo, quemaduras con cigarrillos,...) les ayuda a quemar calorías y a no sentir el dolor producido por la sensación de hambre».
Los testimonios son escalofriantes: «Me he castigado, una y otra vez, me quemé con un cigarrillo... Me corté la pierna, los brazos y hasta el pie... Me veo diariamente y sólo me siento un muerto viviente... Me doy pena a mí misma»; «soy una bruta, soy una bruta, soy una bruta. No saben cuánto me arrepiento de lo que me hice anoche. Un corte bestial, brutal, exagerado. Sólo de recordarlo me dan escalofríos».
Además de la mención a estas técnicas, existen páginas web y foros especializados en este tema: «Toda persona que se considere self-injure puede entrar -dice uno de ellos-. Es decir, que si tu reacción ante los problemas pasa por hacerte cortes en el cuerpo, golpearte la cabeza contra la pared, quemarte, darte latigazos o causarte dolor de cualquier manera, eres bienvenido». Introducirse en los foros o en las comunidades es cada vez más difícil y sólo quedan disponibles para un círculo muy cerrado de usuarias, ya que se desconfía de todo aquel que no es conocido. Aunque en España hay varios foros que han sido eliminados hay otros que permanecen activos.Estas páginas web también son un «consultorio de medicina» con recetas que ponen en peligro la vida de las personas. Además, se incita al consumo de medicamentos de forma incontrolada e incluso sólo dos de ellos están autorizados por Sanidad para la pérdida de peso y en caso de obesidad, aunque con receta.

Esos sacerdotes que ya no son curas


Esos sacerdotes modernos, es decir, mundanos,
le han arrebatado la espada al apostol Santiago.
SANTIAGO YA NO MATA MOROS
COMENTARIO: Sufrimos a los sacerdotes que no son curas. ¿Ustedes no? En otros términos, estamos cansados de sacerdotes que renuncian a la cura de almas, para transformarse en gestores de los ideales pacifistas y ecuménicos, en lobos vestidos con piel de oveja, que deturpan la palabra de Dios, y roban el alma y la fibra al catolicismo militante, transformándolo en una aguada mermelada de pseudo valores humanitarios. Estos sacerdotes son los gestores del catolicismo rosa, quintacolumnas del “Príncipe de este mundo”, encargados de transformar el rebaño del Señor de los Ejércitos en un redil lánguido, exánime de fuerzas, incapaz de combatir con los enemigos del Crucificado.

La noticia que ahora presentamos es todo un símbolo de lo que venimos diciendo. Ejemplos como este se encuentran por miles en el catolicismo actual, y nos hablan clamorosamente de ese misterioso proceso de “autodemolición” al que se refirió Paulo VI.

Se trata de un sacerdote de la localidad riojana de Nieva de Cameros, en España. Decidió sacar la espada de la clásica imagen del apóstol Santiago, conocido en tierras hispánicas con el gráfico nombre de “mata-moros”. ¿Por qué? El mismo lo resume: «Decidí poner la espada a los pies de Santiago como un símbolo de aplastar la violencia».

No me imagino qué cara colocan estos sacerdotes cuando leen cómo el Señor expulsó con violencia a los mercaderes del templo. Pienso que no les queda otra que censurar -por inoportunas- todas las citas del Evangelio en que Cristo se muestra piedra de escándalo y nos enseña a combatir no sólo al mal, sino a los difusores del mal.

“No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra; no vine a traer la paz sino la espada” (Mt. 10, 34)

“Mi paz os dejo, mi paz os doy; pero no la doy como la da el mundo” (Jn 14,27)

Más allá de la actitud personal del sacerdote, interesa destacar que por detrás del símbolo de quitar la espada, lo que realmente se está haciendo es atacar un principio: el que la Iglesia ha de ser apostólica, y por tanto, combativa. El que la vida para todo católico es una lucha, pues ha de combatir contra el demonio, el mundo y la carne. Y principalmente, contra las propias pasiones desordenadas. Se trata, ni más ni menos, que del combate cristiano, como advierte hermosamente San Pablo:"He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe." (2 Tim. 4,7)
Este combate se proyecta fácilmente a nivel societario. De ahí que en variadas épocas históricas, los católicos se hayan unido para "guardar la fe" con la espada, haciendo frente a los enemigos que amenazaban aniquilar los frutos de esa fe en la civilización. En España esto se convirtió en un trazo moral característico del catolicismo, desde la Reconquista, de Don Pelayo a los Reyes católicos, hasta las últimas luchas carlistas contra el comunismo en la década de los treinta. En esta epopeya histórica, en muchas ocasiones las crónicas fidedignas narran –aunque no sean del agrado de muchos sacerdotes “modernos”, es decir, mundanos- que el Apóstol Santiago se apareció en batalla contra el Islam invasor, dándole la victoria a los cruzados cristianos.

NOTICIA (Diario ABC de Sevilla y Nacional, domingo 3 de agosto): Santiago ya no mata moros. Ni tan siquiera mata. Al menos, eso es lo que ocurre en la localidad riojana de Nieva de Cameros desde que, la pasada semana, el párroco José Luis Fernández decidiese suprimir la espada de la imagen del Santo que guarda la parroquia de San Martín.
En la misa por la festividad de Santiago, patrón de la localidad nevera, el cura hizo pública su decisión. «Decidí poner la espada a los pies de Santiago como un símbolo de aplastar la violencia», indica Fernández, que imparte su catequesis en el Camero Nuevo desde el pasado año. «Comenté la idea con las personas que iban a misa habitualmente y la compartieron», añade.
Por eso, el 25 de julio, la tradicional procesión se vio parcialmente alterada. «No parecía bien que Santiago saliese por las calles del pueblo blandiendo amenazadoramente la espada», incide el párroco. Antes de la procesión, Fernández hizo hincapié en explicar su decisión a las decenas de personas que abarrotaban la iglesia. «Centré la homilía en el quinto mandamiento, el ´no matarás´, y también en la frase que Jesús le dice a su apóstol Pedro: ´Pedro, mete tu espada en la vaina´», prosigue.
Así, sin destruir la figura del Santo, el cura quitó la espada y la colocó sobre la peana. «Se trata de una imagen de escayola y la espada, simplemente, estaba encajada en un hierro y se podía desmontar, así que la saqué y la puse a los cascos del caballo, para que, en vez de símbolo de violencia, sea pisada por Santiago como repudio de ésta», alega el sacerdote. Ahora, la espada reposa ahí, a los cascos del caballo y atada con un pañuelo de fiestas. «No lo he hecho a escondidas, sino consultando a las personas del pueblo y eso se demuestra en que la gente aplaudió en la Eucaristía», explica. «No todos, ni mucho menos, porque bastantes personas no entendieron el gesto», aclara el párroco.
Tras la celebración, la división en el pueblo era evidente, aunque la sangre no llegó al río. «La imagen de Santiago siempre la hemos conocido con la espada y no deberían cambiarla», indicaba un vecino al día siguiente de la retirada del arma. «Pues me parece bien, y más con lo que dijo el cura en misa de que hay que trabajar para acabar con toda la violencia, como la de ETA y otras muchas», respondía.
Pese a los comentarios, Fernández se muestra contento por la decisión tomada en Nieva y aspira a que ésta se extienda por toda La Rioja. «Es un buen momento para que las autoridades de nuestra Diócesis comiéncen a liberar a Santiago de esa imagen de violencia», indica. «Se trata de separar al Santo de esa incoherencia que le acompaña, porque él nunca mató a nadie», añade.

lunes, 4 de agosto de 2008

La verdadera Santa Teresa de los Andes


La verdadera
SANTA TERESA DE LOS ANDES
Algunos hombres de Iglesia, amigos del catolicismo "rosa", gustan de presentar a los santos como no son. Por eso hablan sólo en disminutivo: "santa teresita", con lo que parecieran querer sacar la "T" categórica de Teresa de las inmensas latitudes del heroísmo crucífero, que es el austero pero sublime perfume de la contemplación carmelitana.
Santa Teresa de los Andes, la gran mística chilena, merece más que un disminutivo. Uno no deja de sorprenderse cuando conoce su auténtico amor revelado, por ejemplo, en estas páginas escritas a los 18 años....

“Hay un poder siempre reinante, una dinastía que no conoce ocaso, una luz que jamás se extingue y este poder ha sido siempre combatido, esta dinastía sin cesar perseguida, esta luz ha estado continuamente circundada de tinieblas. He aquí, la eterna historia del poder de la Iglesia, de la dinastía del Papado, de la luz de la verdad. Mientras todo pasa y fenece a sus pies, se mantiene erguida porque está sostenida por el poder de lo Alto”.

“Corramos el telón del escenario de los pueblos modernos y veremos que en cada siglo los hijos de la Iglesia tienen que llevar a sus labios la trompeta guerrera. Esta lucha no terminará porque eterno es el antagonismo entre la sombra y la luz. Mientras los hijos de las sombras demuelen, los hijos de la luz regeneran” (…)

“¡Oh Iglesia, tu poder, jamás será destruido! Las tinieblas cubrieron la faz del universo en la aurora del tiempo y al “fiat lux” huyeron vencidas. Más tarde las sombras de la idolatría cubrieron el mundo antiguo, vino el Verbo y disipó las tinieblas porque el verbo era la luz. Hoy, las sombras cubren de nuevo el orbe cristiano; pero allá está la palabra de Cristo, Verdad eterna: “Aquel, que me sigue y cumple mis palabras, no anda en tinieblas”. ¡Oh, Palabra de vida: a Ti, Amor eterno; a Ti, Eterna felicidad!”.

(Cfr. “Sombra y luz en la Edad Moderna: demoledores y creadores”, in “Escritos espirituales”, Santiago, 1971, pp. 149 y 152)

Revolución y Contra-Revolución


"Revolución y Contra-Revolución"
de
PLINIO CORREA DE OLIVEIRA

Existe un libro que no puede ser olvidado. Publicado originalmente en francés el año 1959, constituye una formidable y profética denuncia de ese misterio de iniquidad que el Dr. Plinio Correa de Oliveira denomina "Revolución" y que hoy domina in radice prácticamente todos los ámbitos de la vida del hombre contemporáneo y de las sociedades modernas.
Son muchas las lecturas que pueden hacerse de esta obra. Hay una lectura vinculada a la teología de la historia, a las claves de nuestro presente y de nuestro futuro, a la caída del "katejon" a la que se refiere San Pablo como señal de la apostasía universal y a los "apóstoles de los últimos tiempos" de los que hablan San Luis de Montfort, San Maximiliano Kolbe y Sor Lucía de Fátima. Tal temática desgraciadamente no podemos desarrollarla en este momento, por razones de tiempo y de oportunidad.
Preferimos en esta ocasión remitir al brillante análisis histórico-filosófico que en su tiempo hizo el célebre filósofo chileno, Padre Osvaldo Lira SS.CC (1904-1996). Fue publicado en la Revista "Finis Terrae" de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Año VII, Nº26, segundo trimestre de 1960. Es lo que a continuación reproducimos:
"El doctor Plinio Correa de Oliveira es una de las figuras fundamentales del mo­vimiento brasileño denominado Catolicis­mo y que edita la revista del mismo nom­bre. Tal como en las páginas de esta re­vista mencionada, en la obra cuyo co­mentario breve, más breve de lo que qui­siéramos, emprendemos ahora, se mani­fiesta una actitud robustamente, decidi­damente, absolutamente católica.
Se tra­ta de una pequeña gran obra. Reducida en sus dimensiones —apenas unas ciento treinta páginas—, constituye una visión profunda y totalizadora de los males que aquejan a nuestro tiempo y que han ve­nido aquejando a la civilización cristia­na casi desde los momentos mismos de iniciarse sobre la faz de la tierra.
Es, además, si no nos equivocamos, la única visión de este tipo que se ha expresado sobre ese conjunto de fenómenos. Esta­mos acostumbrados, demasiado acostum­brados, a conectarnos con obras más o menos profundas —más o menos super­ficiales— en las cuales se nos ofrece el análisis un tanto detallado a la vez que intrascendente de tal o cual revolución; pero no la visión profunda por totaliza­dora y unificadora de lo que es, así con mayúscula, LA REVOLUCION.
Sin embargo, este modo de ver extra­ordinario por insólito, es el único que nos puede procurar una noticia exacta, específica, y, por consiguiente, provecho­sa para la línea de conducta sin desfalle­cimientos que debemos adoptar como cristianos, de las revoluciones considera­das en conjunto. En otras palabras, de LA REVOLUCION.
Ya desde las prime­ras páginas de su obra, Correa de Olivei­ra sitúa el problema sobre bases sólidas, inconmovibles. "Ese enemigo terrible —nos dice— tiene su nombre: se llama Revolución. Su causa profunda es una explosión de orgullo y sensualidad que inspiró, si no un sistema, cuando menos toda una cadena de sistemas ideológicos. De la gran aceptación dada a éstos en el mundo entero, derivaron las tres gran­des revoluciones de la Historia de Occi­dente: la Pseudo-Reforma, la Revolución francesa y el comunismo" (pág. 9).
Y al término de la obra en la página 135 nos concreta esa causa en las siguientes reveladoras palabras: "La primera, la grande, la eterna revolucionaria, inspira­dora y fautora suprema de esta Revolu­ción, así como de las que la precedie­ron y la sucedieron, es la Serpiente, cuya cabeza fue aplastada por la Virgen In­maculada. María es, pues, la Patrona de cuántos luchan contra la Revolución".
No tendría mayor originalidad esta afirmación si no hubiera sido precedida por el análisis minucioso y excepcional­mente agudo de las manifestaciones de esta única y gran Revolución. Sus ca­racteres, según Correa de Oliveira, son dos: el igualitarismo y el liberalismo. Al igualitarismo se ve arrastrada la Revolución por un orgullo que lleva al odio hacia toda superioridad, y por lo tanto a la afirmación de que la desigualdad es, en sí misma, en todos los planos, in­clusive y principalmente en el metafísi­co y religioso, un mal. Al liberalismo, em­pero, se ve abocada por una sensualidad que, de por sí, tiende a derribar todas las barreras, a no aceptar frenos y a rebelar­se contra toda ley o autoridad, sea divi­na o humana, eclesiástica o civil.
Ahora, en cuanto a las modalidades concretas bajo las cuales se manifiesta, se nos apa­rece como universal, única, total, domi­nante y sometida a un proceso más o me­nos prolongado de desarrollo, exacerba­miento y virulencia progresiva capaz, por la variedad fisonómica en que se cor­poriza de ordinario, de desconcertar los espíritus más sagaces.
Realmente causa placer contemplar cómo el doctor Correa de Oliveira va aplicando con lógica de hierro este úni­co proceso revolucionario a todos los ór­denes de la vida humana, tanto de la vida cívica como eclesiástica.
El espiritu igualitario tiene por resultado, en pri­mer lugar, suprimir toda desigualdad de trato entre los hombres y Dios, de don­de provienen el panteísmo, el inmamen­tismo y todas las formas esotéricas de religión cuyo objetivo último es "saturar a los hombres de propiedad divina" (pág. 55).
Luego, en la esfera eclesiás­tica, suprimir el sacerdote dotado de los poderes de orden, magisterio y gobierno o, por lo menos, el sacerdocio con gra­dos jerárquicos. Además propende a la igualdad entre las diversas religiones con igual tratamiento para todas; en la es­fera política, por la supresión o atenua­ción de la desigualdad entre gobernan­tes y gobernados, desde el momento en que el poder no viene de Dios sino de la masa; en la esfera social, por la su­presión de las clases, en especial de las que se perpetúan por vía hereditaria; en la esfera económica, por la supresión de la propiedad privada, del derecho de ca­da cual al fruto íntegro de su propio tra­bajo y a la elección de su profesión; en los aspectos exteriores de la existencia, por la supresión de toda variedad relati­va a trajes, residencias, muebles, costum­bres, etc.; en las almas, por la extirpa­ción, obra y gracia de una propaganda habilísimamente dirigida, de todas las pe­culiaridades psicológicas, incluso las que separan y diferencian a los dos sexos en­tre sí, o a los jóvenes de los viejos o a los patrones y empleados, profesores y alumnos, esposo y esposa, padres e hi­jos, etc.; en el orden internacional, por la supresión de todos los Estados y la estructuración de un único y monstruoso Estado internacional, por la supresión de toda manifestación regionalista dentro del propio país. Por último, el iguali­tarismo revolucionario manifiesta y de­bía necesariamente manifestar un odio supremo a Dios, irreductiblemente designal a los hombres.
Por otro lado, Correa de Oliveira nos hace ver cómo se encuentran conjuga­dos el igualitarismo y el liberalismo, tan contradictorios en apariencia, por obra y gracia de la sensualidad. Al suprimir toda jerarquía en el alma, el liberalismo coincide con el igualitarismo, ya que su prurito de proclamar a tontas y a locas una libertad desorbitada proviene de que sólo quiere la libertad para el mal con el consiguiente estado de esclavitud para el bien. Por eso la Revolución niega el pecado y la Redención, concibiendo un individuo y unas masas irreprocha­bles e inmaculados, y, al mismo tiempo, dirige su odio contra las fuerzas arma­das consideradas en sí mismas (en es­pera de establecer otras a su amaño y semejanza) como expresión que son de toda serie de virtudes absolutamente contrarias al espíritu revolucionario.
Por la índole de la Revolución puede concebirse claramente la de la Con­trarrevolución.
Desde luego hay que dejar estableci­do que la Contra-Revolución no es la simple vuelta al pasado por aquello de que el tiempo no es ni puede ser rever­sible. La Contrarrevolución, como su nombre lo indica, es la lucha contra la Revolución. Pues bien, es evidente que no podemos luchar en las nubes ni con­tra fantasmas, y que, en virtud de este carácter realista de nuestra contienda, debemos desarrollarla contra la Revolu­ción in concreto, tal como existe en nues­tros propios días. Por consiguiente, con armas y procedimientos estratégicos pro­pios y peculiares de nuestros días tam­bién.
Hay que restaurar la paz de Cristo en el Reino de Cristo: he aquí el aspec­to reaccionario de 1a Contrarrevolución, despojando al vocablo reaccionario de to­da la ganga de significaciones ilegítimas y torcidas de que lo ha ido cubriendo un uso tan torpe como indiscriminada. Pero hay que adaptar dicho Orden —la paz de Cristo en el Reino de Cristo— a las condiciones actuales, por lo cual ha­brá de diferir —sólo en sus características accidentales, naturalmente— del Orden reinante antes de la Revolución.
Correa de Oliveira reduce esas di­ferencias accidentales a tres tipos prin­cipales, en las páginas 84 y 85 de su obra:
1°— Un profundo respeto a los de­rechos de la Iglesia y del Papado, y una santificación, en toda la extensión posible, de los valores de la vida tem­poral, como oposición al laicismo, al in­terconfesionalismo, al ateísmo y al pan­teísmo, así como a sus respectivas es­cuelas.
2°— Un espíritu de jerarquía marcan­do todos los aspectos de la sociedad y del Estado, de la cultura y de la vida, por oposición a la metafísica igualitaria de la Revolución.
3°— Una diligencia en detectar y combatir el mal en sus formas embrio­narias o veladas, en fulminarlo con exce­cración y nota de infamia, y en casti­garlo con inquebrantable firmeza en to­das sus manifestaciones, y particularmen­te en las que atentaren contra la ortodo­xia y la pureza de las costumbres, todo ello por oposición a la metafísica liberal de la Revolución y a la tendencia de és­ta a dar libre curso y protección al mal.
Por eso la Contrarrevolución es tra­dicionalista y conservadora; no conser­vadora del pseudo-orden actual del Es­tado ateo y de la disolución familiar, si­no del conjunto de las tradiciones ver­daderamente cristianas. Por ello es tam­bién progresista en el auténtico sentido de la palabra, ya que pretende el apro­vechamiento de los valores naturales según la Ley de Dios. Quien dice progre­so, dice, ante todo y sobre todo, progre­so en el orden de los valores espiritua­les. Desde el momento en que la Con­trarrevolución los proclama como nece­sarios y procura restablecerlos en toda su pureza, tiene que ofrecérsenos como la expresión auténtica del progreso ver­dadero.
En cuanto a la táctica que debe desarrollar, no podemos menos que citar textualmente las siguientes palabras: "Es­ta acción (la contrarrevolucionaria) de­be ser hecha ante todo en la escala in­dividual. Nada más eficiente que la to­ma de posición contrarrevolucionaria franca y ufana de un joven universitario, de un oficial, de un profesor, de un sacerdote sobre todo, de un aristócrata o de un operario influyente en su medio. La primera reacción que se obtendrá se­rá a veces de indignación. Pero si se persevera durante un tiempo, que será más o menos largo según las circunstan­cias, se verá que poco a poco aparecen compañeros" (pág. 94).
Como se ve, no va el pensamiento del doctor Correa de Oliveira por los caminos fáciles del di­simulo o de esa famosa y exasperante to­lerancia de que siguen dando tantas y tan funestas pruebas los católicos con­temporáneos que se hallan inficionados de liberalismo o relativismo filosófico, mucho más perverso que el económico aunque siempre necesariamente conec­tado con él como la causa a su efecto propio, o, más bien, a uno de sus efec­tos propios.
Naturalmente que, como no podia me­nos de suceder, la fuerza propulsora de la obra contrarrevolucionaria la sitúa el autor en la vida sobrenatural. El espíri­tu anticristiano, es con el espiritu cristia­no como debe vencerse. Y el espiritu cristiano no consiste en la simple concep­tualización de los dogmas revelados sino en su vivencia adecuada. Es decir, en su vivencia sobrenatural. Prius vita quam doctrina.
A este precio, el dinamismo de la Contra-Revolución es incomparable­mente superior al de la Revolución, con­forme a las palabras de San Pablo cita­das por el autor en la página 115 de su trabajo: “Omnia possum in eo qui me confortat” (Philip. IV, 13). Sobre este supuesto totalizador, muy afin a la con­vicción de que la raíz revolucionaria no es la miseria económica, por más que se diga y proclame con insistencia tan machacona como incomprensiva de las dimensiones de la Revolución, podrán desarrollarse todas las tácticas adecua­das. Siempre fundados en la convicción de que no se debe ser nunca anti por fi­nalidad u objetivo sino por consecuen­cia.
La lectura de esta preciosa obrita del doctor Correa de Oliveira determinará y caldeará a los tibios y comunicará ener­gías y santas a los que se hallan decidi­dos a combatir por la verdad con todas las fuerzas de su alma. ¡Quiera Dios que el bien que pueda producir se conforme en todo a los deseos nobilísimos de su autor!"

viernes, 1 de agosto de 2008

Tema de Debate: El Tercer Secreto de Fatima.

¿El “Tercer Secreto de Fátima” publicado por el Vaticano es el auténtico?

Comentario al libro de Antonio Socci,
“Il quarto segreto di Fatima”
(Ed. Rizzoli, Milano, 2006, 249 páginas)
Antonio Socci, periodista y escritor, es un reconocido especialista en materias vaticanas. Nació en 1959 en Siena. Corresponsal de “Il Sabato”, dirigió la revista 30 Giorni, ha sido vice-director de la RaiDue y actualmente está a la cabeza de la Escuela de Periodismo radiotelevisivo de Perugia, de la RAI. Cercano al Cardenal Ratzinger, éste le concedió en su época varias entrevistas bastante difundidas en la prensa internacional. Dedica la presente obra a Benedicto XVI.

“El cuarto Secreto de Fátima” es un libro que el año pasado levantó una verdadera polvareda en Italia, especialmente en Roma. No solo por su contenido, sino también por quienes intervinieron en una polémica memorable, en esta época de tanta amnesia colectiva.

Para situar el libro en su contexto histórico, es necesario recordar que en las apariciones de Fátima en 1917, la Madre de Dios entregó a los tres pequeños pastorcitos –Lucía, Jacinta y Francisco, los dos últimos beatificados por Juan Pablo II- un Secreto que consta de tres partes. Las dos primeras partes fueron publicadas a inicios de la década de los cuarenta, aunque su contenido esencial ya estaba en conocimiento de las autoridades eclesiásticas bastantes años antes. La primera parte habla de algo que hoy gran parte del clero se empeña en callar: la realidad del infierno, y que muchas almas irán para allá si no se convierten. La segunda parte del Secreto contiene profecías de castigos a la sociedad moderna si ésta no se convierte a Dios. Parte de estas profecías ya se han cumplido; pero hay otros elementos pendientes de vital relevancia que aún están en suspenso.

La Tercera parte del Secreto (el famoso “Tercer Secreto”) debió haber sido publicada a más tardar el año 1960, es decir, dos años antes del inicio del Concilio Vaticano II. Pero el Papa Juan XXIII, después de leerlo, se opuso a su publicación, ordenó a Sor Lucía –la única sobreviviente de las apariciones- callar sobre el tema, y así el Secreto se mantuvo bajo cuatro llaves hasta el año 2000, cuando el entonces Cardenal Ratzinger, junto a Monseñor Tarcisio Bertone, lo dieron a conocer ante la prensa de todo el mundo.

El año 2001, y de una manera bastante polémica, Laurent Morlier en su “Le Troisième Secret de Fatima publié par le Vatican” (Editions DFT, 2001) exhibe las pruebas documentales a partir de las cuales es razonable concluir que el Cardenal Ratzinger no dio a conocer el auténtico manuscrito que contiene el Tercer Secreto. Morlier da un paso más y acusa de encubrimiento a sectores del Vaticano. Un año después, el vaticanista italiano Marco Tosatti evalúa las críticas y conduce su propia investigación publicando “Il segreto non svelato, Non tutto è stato detto: le profezie di Fatima celano ancora un mistero”, (Piemme, 2002). Los ecos de éstas y otras publicaciones no se harán esperar, no obstante el pesado silencio oficial de la prensa vinculada a los sectores eclesiásticos.
Desde la muerte de Sor Lucía, la última sobreviviente de las Apariciones, el año 2005, emergen a luz pública más antecedentes que avalan la existencia de dos escritos, uno de los cuales –el más importante- aún no conoce la luz pública. Al parecer, importantes sectores de la Curia Romana no han dicho toda la verdad.
Acuciado por el problema, el periodista y escritor católico Solideo Paolini se puso a investigar. Después de publicar sus conclusiones en el libro “Fatima. Non disprezzate le profezie” (Segno, 2005), Paolini fue en busca del antiguo secretario personal de Juan XXIII, el obispo Monseñor Loris Capovilla y lo entrevistó en su retiro cerca de Bérgamo, el 5 de julio del 2006. Mons. Capovilla se mostró circunspecto, pero le reveló que Paulo VI había leído el Secreto el 27 de junio de 1963, y no el 27 de marzo de 1965, como afirmaba Monseñor Bertone. Posteriormente, al ser interrogado sobre esta discrepancia, el prelado confesó:
- “Ah!, quién sabe si el sobre de Bertone no es el mismo que el sobre de Capovilla!”
- ¿Pero entonces hay dos textos?
- “Exactamente”.
Conocidos vaticanistas que habían defendido por la prensa italiana la postura del Vaticano comenzarán a dar un pie atrás a partir de la muerte de Sor Lucía. Vittorio Messori –el escritor católico más leído de Italia- publicará un artículo titulado “Segreto di Fatima, sigillata la celda de sor Lucia” en donde manifiesta sus dudas sobre la publicación del Tercer Secreto. Antonio Socci, que había atacado las críticas al Vaticano de los sectores tradicionalistas, cambiará con honestidad de postura luego de llevar a cabo una sustanciosa investigación. En su libro “Il quarto segreto di Fatima”, que ahora comentamos, prueba la existencia de dos manuscritos en su génesis y desarrollo histórico y concluye que lo publicado por el Vaticano el año 2000 no está completo. Falta el manuscrito que corresponde a las palabras de la Virgen, y que explican la visión difundida. A este manuscrito, el autor le llama el “Cuarto Secreto”, probablemente por no poner en problemas a Benedicto XVI, pero, en rigor, es el Tercer Secreto originario, el que recibió Pío XII personalmente y depositó en sus aposentos.
¿Por qué esconder un secreto que la propia Madre de Dios mandó revelar en 1960? ¿Por qué silenciar a Sor Lucía para que no hable del tema? ¿Por qué tanto temor a este manuscrito? Todos los documentos muestran –desde cartas de Sor Lucía hasta declaraciones del antecesor del Cardenal Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe- que se refiere a la crisis de la Iglesia posconciliar. En él se advierte en términos apocalípticos la pérdida de la verdadera fe.
El Padre Joaquín Alonso, teólogo, historiador y archivero del Santuario de Fátima, que tuvo acceso a la documentación privada de Sor Lucía, sobre la cual hasta hoy se guarda un enigmático silencio, escribió el año 1976:
"¿(El Tercer Secreto) habla de circunstancias concretas? Es muy posible que no hable únicamente de una verdadera «crisis de fe» en la Iglesia de este período intermedio, sino que además como, por ejemplo, lo hace el secreto de La Salette, contenga referencias más concretas a las luchas intestinas de los católicos; a las deficiencias de sacerdotes y religiosos; tal vez se insinúen las deficiencias mismas de la alta Jerarquía de la Iglesia. Nada de esto, por lo demás, es ajeno a otras comunicaciones que ha tenido Lucía en estos puntos."
Fray Michel de la Sainte Trinité, escribía en esta misma línea:
"Sor Lucía ha recomendado leer, estudiar, meditar el Apocalipsis. (...) sabemos incluso que indicó un día los capítulos VIII a XIII" (…) Cuando se interrogó a Sor Lucía sobre el contenido del (Tercer) Secreto, ella dio esta respuesta lacónica: “¡Está en el Evangelio y en el Apocalipsis, léanlos!” Lejos de ser evasiva, sólo mencionando el Apocalipsis, la respuesta de la vidente nos trae una preciosa indicación: el Secreto de Fátima está conectado a las grandes profecías del Nuevo Testamento anunciando el futuro de la Iglesia hasta el fin de los tiempos. De otra parte, Sor Lucía declaró al Padre Fuentes que Nuestra Señora había mostrado claramente que nosotros estábamos en los últimos tiempos del mundo”.
“Una crisis de la Fe relativa al fin de los tiempos, a escala de varias naciones o de continentes enteros, y anunciada en la Escritura Santa no puede designar sino una cosa: la Apostasía (II Thess. II, 3). La propia palabra se encuentra tal vez en el texto del (Tercer) Secreto. Esta pérdida de la Fe en grande escala nos conecta de hecho al fin de los tiempos: “Cuando Yo vuelva, ¿encontraré aún Fe sobre la Tierra? (Lucas, XVIII, 8) ¡Angustiosa cuestión de Cristo tan actual en este fin del siglo XX! Pues de hecho es bien lo que nosotros vivimos en escala mundial desde 1960. Pérdida generalizada de la verdadera Fe, descristianización del mundo y apostasía de las naciones que preceden a la venida del Anticristo”
Uno de los puntos más dramáticos del libro de Socci es el darse cuenta que los mismos Papas que han venerado las apariciones de Fátima, que han reconocido como venido del Cielo su Mensaje, han omitido obedecer en todas sus implicancias los pedidos que la Madre de Dios hizo al Papado. Impresiona sobre todo la actitud de Juan XXIII que inaugura el Concilio Vaticano II hablando en contra de “los profetas de la desgracia” y a favor del “diálogo con el mundo moderno”, en circunstancias de que precisamente todos los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamento, y la Virgen misma a través del Mensaje de Fátima, anuncian desgracias si los hombres –si el mundo moderno- no se convierten.
Socci recalca cómo la Virgen quiso que su mensaje profético se subordinara a las llaves de Pedro, al poder del Papa. El plan de Dios es instaurar el reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en el mundo, en medio de la apostasía y la incredulidad general. Pero ese plano depende de la aceptación explícita del Papado a las condiciones puestas por el Mensaje de Fátima. De este modo, Fátima es una exaltación del Papado, aún cuando los Papas puedan rechazar el mensaje y acarrear sobre el mundo y la Iglesia lo que Dios tiene determinado. De cualquier manera, la Virgen, como canal y dispensadora de las gracias que vienen de Jesucristo, puede operar en el hombre moderno la conversión prometida en Fátima, como consecuencias de los eventos dramáticos para la humanidad previstos en la Segunda y Tercera parte del Secreto. De hecho, la promesa de Nuestra Señora es el fundamento de nuestra certeza de la victoria: “Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.
Socci concluye su libro solicitando a Benedicto XVI que publique, por el bien de la Iglesia y del mundo, lo que aún resta por revelar del Tercer Secreto. La verdad no hace mal a nadie.
La reacción de algunos sectores eclesiásticos al libro de Socci fue bastante chocante. En mayo del 2007, el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone acusó a Socci de ser !masón!, de querer dañar a la Iglesia y de otras imputaciones por el estilo. Socci respondió con una carta abierta al Cardenal a fin de que pruebe sus dichos y no huya del mérito del asunto con recursos tan poco sacerdotales.
¿Es o no es verdad que lo publicado por el Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, el año 2000 –secundado por el mismo Monseñor Bertone- no tiene base en los antecedentes históricos del Tercer Secreto de Fátima? Esa es la cuestión. Socci dice que hay dos textos, y que el Vaticano publicó sólo uno. Sin embargo, nosotros pensamos que hay un sólo texto, y que es precisamente el que no se ha publicado.
Por todo lo anterior, “Reacción Católica” recomienda la lectura de “El Cuarto Secreto de Fátima” de Antonio Socci, en la medida en que contribuye a aclarar lo que ha sucedido con uno de los más grandes misterios del siglo XX, y nos sitúa en la esperanza de los hijos de Dios, de cara a los tiempos presentes. En esta línea, el autor no sólo destaca como uno de los más informados escritores católicos italianos; también su valentía constituye un ejemplo para nuestras generaciones. "Gritad, gritad con cien mil lenguas, decía Santa Catalina de Siena, que a causa del silencio el mundo está podrido".
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el hecho de que el libro de Socci ha sido censurado en la práctica -el silencio ronda sobre él, y tras él, el nerviosismo- por cierta prensa católica estultamente dócil a las líneas eclesiásticas de todos los colores (porque hoy desgraciadamente la Iglesia –en su elemento humano- ya no es “una”, es “varia”), y que creen que ser católico significa seguir a los lobos vestidos con piel de oveja, que les parece inoportuno hablar con seriedad del mensaje de Fátima, o que dan por cumplidas engañosamente todos sus dimensiones proféticas. Dios nos libre de no tener el discernimiento cristiano, aquél que nos permite distinguir entre los pastores que cuidan el rebaño y los que lo entregan a los lobos rapaces.