lunes, 1 de septiembre de 2008

España, la tragedia y el laicismo

LA TRAGEDIA EN EL AEROPUERTO DE BARAJAS
Y LAS PRETENSIONES INACEPTABLES DEL LAICISMO


REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Apocalipsis 19,16)

El accidente que sufrió el 21 de agosto un avión de la compañía Spanair en el aeropuerto de Barajas ha conmovido a la opinión pública europea. “Avión en llamas: 153 muertos" fue el título de portada elegido por el 'Corriere della Sera'. “Una visión de infierno", tituló 'Liberation', citando las palabras de un efectivo de los servicios de emergencia de Madrid, mientras “Le Parisien” constataba que se estaba frente a una de las "catástrofes aéreas más mortales de los últimos años registradas en Europa".

Los militantes del laicismo en España han propuesto recientemente agresivas medidas contra la que queda de influencia católica en la vida pública, por ejemplo, sacar a los capellanes católicos de las reparticiones públicas, o impedir que los funerales de Estado se celebren incluyendo misas católicas. Eso que llaman "laicismo” no es más que ateísmo práctico impuesto engañosamente por el poder público.

No ha sido, sin embargo, el “laicismo” sino la religión católica la que ha llevado consuelo a los familiares de las víctimas. Aparte de equipos de médicos forenses y de psicólogos, numerosos sacerdotes de la Arquidiócesis de Madrid fueron llamados o se acercaron para entregar asistencia espiritual.
Poco después de la tragedia, el capellán del Aeropuerto, Padre Alberto García Ruiz, entrevistado por “Análisis Digital” comentó conmovido que “ahora nos encontramos en el mismo lugar en el que están los familiares. Lo que estamos viviendo son lloros, abrazos, tristeza. Son momentos muy duros... Mi labor fundamentalmente ha consistido en rezar en el lugar del accidente y en dar a las víctimas la absolución bajo condición. Los familiares, sobre todo, están en suspenso, no saben qué ha sido de su hijo. El obispo auxiliar de Madrid, monseñor César Franco, está también aquí con los familiares de las víctimas ....

Con los familiares me he unido para acompañarles en su dolor o en su ansiedad. He pedido por todos ellos. La caridad está muy unida a la esperanza”.

El Obispo Auxiliar de Madrid, Monseñor César Franco, celebró en la Sala Retiro del Pabellón 8 de IFEMA la Misa funeral por las víctimas del accidente aéreo ocurrido en Barajas, junto a los familiares. Lo acompañaba el Obispo de Canarias, Monseñor Francisco Cases, y otros dieciocho sacerdotes.

Finalmente, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, celebra una solemne Misa funeral por las víctimas del accidente de Barajas el 11 de septiembre, a las 20 horas, en la Catedral de la Almudena. Es que el laicismo jamás podrá consolar. No sabe lo que es la eternidad.

1 comentario:

Escipion dijo...

Llamaba la atencion escuchar las noticias de esos días trágicos. La epoca estival es por definición parca en noticas, y los periodistas se las ven y se las desean para llenar los informativos, esto es una consecuencia indeseable de la omnipresencia de la vida politica en la sociedad española. Como el gobierno esta de vacaciones, el parlamento esta cerrado y no celebra sesiones, pues no hay informacion.¡qué pobre es una sociedad en la que la principal fuente de informacion es la actividad politica! Originariamente politica deriva de “polis”,esto es ciudad, por lo que actividad politica debia de ser “actividad de la ciudad”, y no de los gobernantes, pero eso da para otra historia. Vamos a lo del avión.
En el adormecimiento peridiostico de todos los veranos estábamos (si bien un poco mitigado porque este verano es año olimpíco) cuando de repente sucede la tragedia de Barajas ¿ error humano, error mecánico, falta de revisiones , necesidad de maximizar el beneficio ahorrando mecanicos en una empresa en un mercado de feroz competencia aún a costa de las vidas ajenas? No lo sabremos nunca, pero no es sobre eso sobre lo que quiero lanzar mi comentario.
Quiero incidir sobre la actitud carroñera de los medios de comunicación que ayunos de otras noticias se cebaron en el dolor, y en la tragedia, en una carrera inmoral por ver quien podía transmitir a las ondas, y a las rotativas, más lágrimas, mas testimonios desgarradores, más desesperación. La desgracia ajena siempre se vende muy bien. Nos sirve de catarsis colectiva. En medio de las vacaciones, entre playa, chiringuito, sangria, y discoteca, el españolito medio, mira un instante a la television y entre bocado y bocado de calamares y pescaito frito, dice “pobre gente”, y vuelve a su menu del dia pagado a precio de oro, ya se sabe que en agosto todo es mas caro, sintiendose un poco menos desgraciado porque no ha sido tocado por el dedo de la fatalidad.
La noticia dio para 7 ú 8 días, los informativos alternaban las cifras de muertos y la desesperacion de los familiares con las cifras y records del medallero olímpico.
Pero lo que mas me llamo la atencion de tan luctuoso suceso fue la legión de psicologos y expertos que comparecía en los medios de comunicación explicando cual si de las fases de un motor de explosión se tratata (admisión, compresión, combustión y escape), las distintas fases por las que iban a pasar los familiares de las victimas en la aceptacion de la tragedia: fase de shock, fase de estupor, fase de negación de los hechos, fase de reconstrucción, fase de busqueda de culpables etc etc, ¿cómo se puede ser tan zafio de pretender que el alma humana se puede desmontar como un mecano y analizarla a la luz de un microscopio?

Yo entiendo que los psicologos tambien tienen que comer, y estas tragedias colectivas les da mucha vidilla a su profesión, y les hace sentirse necesarios y útiles a la sociedad, aliviando asi de paso el paro endémico que azota su profesion. (¿será que España como país católico que es -no que era, que es-, necesita poco a los psicologos?). Pero pretender encasillar el dolor ajeno en diversas etapas, fases responde implacablemente a la logica materialista de nuestra sociedad en la que todo se puede explicar cientificamente.
El gobierno y las autoridades pusieron a disposicion de los familiares de las víctimas “todo el apoyo material, y psicologico que necesitaran”, pero ¿dónde esta el apoyo espiritual? De eso no se hablaba en TV. De los sacerdotes que acudieron a prestar consuelo, a explicar a los desconsolados familiares que sus seres queridos estaban ya gozando de la gracia de Dios, que habian abandonado este valle de lágrimas, que su alma inmortal no estaba encerrada en los restos calcinados que los forenses iban identificando con cuentagotas, que se habia liberado para siempre de la carcel del cuerpo, y que seguia viviendo en la Misericordia Infinita del Señor. Una sociedad sin valores es una sociedad desconsolada e inconsolable ante tragedias semejantes. El laicismo imperante como una apisonadora, como un bull-dozer que todo lo arrasa, ha acabado hasta con el consuelo humano. Lo unico que puede ofrecernos, esta sociedad materialista son tristes equipos multidisciplinares de psicologos y forenses. Los primeros sesudamente nos describiran con minuciosidad cientifica las fases por las que va a atravesar el dolor de un familiar cuya esposa, hijo, o padre ha muerto en el accidente aereo, los segundos nos entregaran una cajita con unos restos y nos aseguraran que podemos enterrarla con tranquilidad que ahí esta nuestro familiar, y todo se acabo. No hay alma, no hay Dios, no hay nada después, solo materialismo en estado puro, ¡Magro consuelo para quien ha perdido a un ser querido!