viernes, 1 de agosto de 2008

Tema de Debate: El Tercer Secreto de Fatima.

¿El “Tercer Secreto de Fátima” publicado por el Vaticano es el auténtico?

Comentario al libro de Antonio Socci,
“Il quarto segreto di Fatima”
(Ed. Rizzoli, Milano, 2006, 249 páginas)
Antonio Socci, periodista y escritor, es un reconocido especialista en materias vaticanas. Nació en 1959 en Siena. Corresponsal de “Il Sabato”, dirigió la revista 30 Giorni, ha sido vice-director de la RaiDue y actualmente está a la cabeza de la Escuela de Periodismo radiotelevisivo de Perugia, de la RAI. Cercano al Cardenal Ratzinger, éste le concedió en su época varias entrevistas bastante difundidas en la prensa internacional. Dedica la presente obra a Benedicto XVI.

“El cuarto Secreto de Fátima” es un libro que el año pasado levantó una verdadera polvareda en Italia, especialmente en Roma. No solo por su contenido, sino también por quienes intervinieron en una polémica memorable, en esta época de tanta amnesia colectiva.

Para situar el libro en su contexto histórico, es necesario recordar que en las apariciones de Fátima en 1917, la Madre de Dios entregó a los tres pequeños pastorcitos –Lucía, Jacinta y Francisco, los dos últimos beatificados por Juan Pablo II- un Secreto que consta de tres partes. Las dos primeras partes fueron publicadas a inicios de la década de los cuarenta, aunque su contenido esencial ya estaba en conocimiento de las autoridades eclesiásticas bastantes años antes. La primera parte habla de algo que hoy gran parte del clero se empeña en callar: la realidad del infierno, y que muchas almas irán para allá si no se convierten. La segunda parte del Secreto contiene profecías de castigos a la sociedad moderna si ésta no se convierte a Dios. Parte de estas profecías ya se han cumplido; pero hay otros elementos pendientes de vital relevancia que aún están en suspenso.

La Tercera parte del Secreto (el famoso “Tercer Secreto”) debió haber sido publicada a más tardar el año 1960, es decir, dos años antes del inicio del Concilio Vaticano II. Pero el Papa Juan XXIII, después de leerlo, se opuso a su publicación, ordenó a Sor Lucía –la única sobreviviente de las apariciones- callar sobre el tema, y así el Secreto se mantuvo bajo cuatro llaves hasta el año 2000, cuando el entonces Cardenal Ratzinger, junto a Monseñor Tarcisio Bertone, lo dieron a conocer ante la prensa de todo el mundo.

El año 2001, y de una manera bastante polémica, Laurent Morlier en su “Le Troisième Secret de Fatima publié par le Vatican” (Editions DFT, 2001) exhibe las pruebas documentales a partir de las cuales es razonable concluir que el Cardenal Ratzinger no dio a conocer el auténtico manuscrito que contiene el Tercer Secreto. Morlier da un paso más y acusa de encubrimiento a sectores del Vaticano. Un año después, el vaticanista italiano Marco Tosatti evalúa las críticas y conduce su propia investigación publicando “Il segreto non svelato, Non tutto è stato detto: le profezie di Fatima celano ancora un mistero”, (Piemme, 2002). Los ecos de éstas y otras publicaciones no se harán esperar, no obstante el pesado silencio oficial de la prensa vinculada a los sectores eclesiásticos.
Desde la muerte de Sor Lucía, la última sobreviviente de las Apariciones, el año 2005, emergen a luz pública más antecedentes que avalan la existencia de dos escritos, uno de los cuales –el más importante- aún no conoce la luz pública. Al parecer, importantes sectores de la Curia Romana no han dicho toda la verdad.
Acuciado por el problema, el periodista y escritor católico Solideo Paolini se puso a investigar. Después de publicar sus conclusiones en el libro “Fatima. Non disprezzate le profezie” (Segno, 2005), Paolini fue en busca del antiguo secretario personal de Juan XXIII, el obispo Monseñor Loris Capovilla y lo entrevistó en su retiro cerca de Bérgamo, el 5 de julio del 2006. Mons. Capovilla se mostró circunspecto, pero le reveló que Paulo VI había leído el Secreto el 27 de junio de 1963, y no el 27 de marzo de 1965, como afirmaba Monseñor Bertone. Posteriormente, al ser interrogado sobre esta discrepancia, el prelado confesó:
- “Ah!, quién sabe si el sobre de Bertone no es el mismo que el sobre de Capovilla!”
- ¿Pero entonces hay dos textos?
- “Exactamente”.
Conocidos vaticanistas que habían defendido por la prensa italiana la postura del Vaticano comenzarán a dar un pie atrás a partir de la muerte de Sor Lucía. Vittorio Messori –el escritor católico más leído de Italia- publicará un artículo titulado “Segreto di Fatima, sigillata la celda de sor Lucia” en donde manifiesta sus dudas sobre la publicación del Tercer Secreto. Antonio Socci, que había atacado las críticas al Vaticano de los sectores tradicionalistas, cambiará con honestidad de postura luego de llevar a cabo una sustanciosa investigación. En su libro “Il quarto segreto di Fatima”, que ahora comentamos, prueba la existencia de dos manuscritos en su génesis y desarrollo histórico y concluye que lo publicado por el Vaticano el año 2000 no está completo. Falta el manuscrito que corresponde a las palabras de la Virgen, y que explican la visión difundida. A este manuscrito, el autor le llama el “Cuarto Secreto”, probablemente por no poner en problemas a Benedicto XVI, pero, en rigor, es el Tercer Secreto originario, el que recibió Pío XII personalmente y depositó en sus aposentos.
¿Por qué esconder un secreto que la propia Madre de Dios mandó revelar en 1960? ¿Por qué silenciar a Sor Lucía para que no hable del tema? ¿Por qué tanto temor a este manuscrito? Todos los documentos muestran –desde cartas de Sor Lucía hasta declaraciones del antecesor del Cardenal Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe- que se refiere a la crisis de la Iglesia posconciliar. En él se advierte en términos apocalípticos la pérdida de la verdadera fe.
El Padre Joaquín Alonso, teólogo, historiador y archivero del Santuario de Fátima, que tuvo acceso a la documentación privada de Sor Lucía, sobre la cual hasta hoy se guarda un enigmático silencio, escribió el año 1976:
"¿(El Tercer Secreto) habla de circunstancias concretas? Es muy posible que no hable únicamente de una verdadera «crisis de fe» en la Iglesia de este período intermedio, sino que además como, por ejemplo, lo hace el secreto de La Salette, contenga referencias más concretas a las luchas intestinas de los católicos; a las deficiencias de sacerdotes y religiosos; tal vez se insinúen las deficiencias mismas de la alta Jerarquía de la Iglesia. Nada de esto, por lo demás, es ajeno a otras comunicaciones que ha tenido Lucía en estos puntos."
Fray Michel de la Sainte Trinité, escribía en esta misma línea:
"Sor Lucía ha recomendado leer, estudiar, meditar el Apocalipsis. (...) sabemos incluso que indicó un día los capítulos VIII a XIII" (…) Cuando se interrogó a Sor Lucía sobre el contenido del (Tercer) Secreto, ella dio esta respuesta lacónica: “¡Está en el Evangelio y en el Apocalipsis, léanlos!” Lejos de ser evasiva, sólo mencionando el Apocalipsis, la respuesta de la vidente nos trae una preciosa indicación: el Secreto de Fátima está conectado a las grandes profecías del Nuevo Testamento anunciando el futuro de la Iglesia hasta el fin de los tiempos. De otra parte, Sor Lucía declaró al Padre Fuentes que Nuestra Señora había mostrado claramente que nosotros estábamos en los últimos tiempos del mundo”.
“Una crisis de la Fe relativa al fin de los tiempos, a escala de varias naciones o de continentes enteros, y anunciada en la Escritura Santa no puede designar sino una cosa: la Apostasía (II Thess. II, 3). La propia palabra se encuentra tal vez en el texto del (Tercer) Secreto. Esta pérdida de la Fe en grande escala nos conecta de hecho al fin de los tiempos: “Cuando Yo vuelva, ¿encontraré aún Fe sobre la Tierra? (Lucas, XVIII, 8) ¡Angustiosa cuestión de Cristo tan actual en este fin del siglo XX! Pues de hecho es bien lo que nosotros vivimos en escala mundial desde 1960. Pérdida generalizada de la verdadera Fe, descristianización del mundo y apostasía de las naciones que preceden a la venida del Anticristo”
Uno de los puntos más dramáticos del libro de Socci es el darse cuenta que los mismos Papas que han venerado las apariciones de Fátima, que han reconocido como venido del Cielo su Mensaje, han omitido obedecer en todas sus implicancias los pedidos que la Madre de Dios hizo al Papado. Impresiona sobre todo la actitud de Juan XXIII que inaugura el Concilio Vaticano II hablando en contra de “los profetas de la desgracia” y a favor del “diálogo con el mundo moderno”, en circunstancias de que precisamente todos los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamento, y la Virgen misma a través del Mensaje de Fátima, anuncian desgracias si los hombres –si el mundo moderno- no se convierten.
Socci recalca cómo la Virgen quiso que su mensaje profético se subordinara a las llaves de Pedro, al poder del Papa. El plan de Dios es instaurar el reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en el mundo, en medio de la apostasía y la incredulidad general. Pero ese plano depende de la aceptación explícita del Papado a las condiciones puestas por el Mensaje de Fátima. De este modo, Fátima es una exaltación del Papado, aún cuando los Papas puedan rechazar el mensaje y acarrear sobre el mundo y la Iglesia lo que Dios tiene determinado. De cualquier manera, la Virgen, como canal y dispensadora de las gracias que vienen de Jesucristo, puede operar en el hombre moderno la conversión prometida en Fátima, como consecuencias de los eventos dramáticos para la humanidad previstos en la Segunda y Tercera parte del Secreto. De hecho, la promesa de Nuestra Señora es el fundamento de nuestra certeza de la victoria: “Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.
Socci concluye su libro solicitando a Benedicto XVI que publique, por el bien de la Iglesia y del mundo, lo que aún resta por revelar del Tercer Secreto. La verdad no hace mal a nadie.
La reacción de algunos sectores eclesiásticos al libro de Socci fue bastante chocante. En mayo del 2007, el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone acusó a Socci de ser !masón!, de querer dañar a la Iglesia y de otras imputaciones por el estilo. Socci respondió con una carta abierta al Cardenal a fin de que pruebe sus dichos y no huya del mérito del asunto con recursos tan poco sacerdotales.
¿Es o no es verdad que lo publicado por el Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, el año 2000 –secundado por el mismo Monseñor Bertone- no tiene base en los antecedentes históricos del Tercer Secreto de Fátima? Esa es la cuestión. Socci dice que hay dos textos, y que el Vaticano publicó sólo uno. Sin embargo, nosotros pensamos que hay un sólo texto, y que es precisamente el que no se ha publicado.
Por todo lo anterior, “Reacción Católica” recomienda la lectura de “El Cuarto Secreto de Fátima” de Antonio Socci, en la medida en que contribuye a aclarar lo que ha sucedido con uno de los más grandes misterios del siglo XX, y nos sitúa en la esperanza de los hijos de Dios, de cara a los tiempos presentes. En esta línea, el autor no sólo destaca como uno de los más informados escritores católicos italianos; también su valentía constituye un ejemplo para nuestras generaciones. "Gritad, gritad con cien mil lenguas, decía Santa Catalina de Siena, que a causa del silencio el mundo está podrido".
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el hecho de que el libro de Socci ha sido censurado en la práctica -el silencio ronda sobre él, y tras él, el nerviosismo- por cierta prensa católica estultamente dócil a las líneas eclesiásticas de todos los colores (porque hoy desgraciadamente la Iglesia –en su elemento humano- ya no es “una”, es “varia”), y que creen que ser católico significa seguir a los lobos vestidos con piel de oveja, que les parece inoportuno hablar con seriedad del mensaje de Fátima, o que dan por cumplidas engañosamente todos sus dimensiones proféticas. Dios nos libre de no tener el discernimiento cristiano, aquél que nos permite distinguir entre los pastores que cuidan el rebaño y los que lo entregan a los lobos rapaces.