martes, 5 de agosto de 2008

Cuidado con nuestros niños


Cuidado con nuestros niños: La Fiscalía Nacional de España investiga 400 Páginas WEB de habla castellana, que incitan a menores a la anorexia y a las autolesiones
(* La foto que publicamos arriba no pertenece a una de estas páginas)
NUESTRO COMENTARIO: La felicidad prometida por la modernidad materialista, pragmática, consumista y anti-contemplativa es bastante paradójica. Promete libertad, y los adolescentes se perfilan en sus tendencias psicológicas –hasta en el modo de vestirse- cortados por una misma mano invisible, que va imponiendo el nudismo, el neotribalismo y la sensualidad exacerbada del viejo paganismo en las modas, las maneras, las costumbres.

El culto al cuerpo según los padrones físicos que van cambiando casi cada diez años, con un poco estudiado pero enorme poder de atracción, seducción y subyugación, ya impone sus cadenas a niñas de doce años, con consecuencias catastróficas no sólo en el orden moral y religioso –cosa que poco importa a nuestros burgueses amorales y agnósticos- sino también en el orden de la salud mental –cosa de relativa importancia para éstos, pero de mucha trascendencia para nosotros- en este caminar del mundo hacia el caos.

Cuidemos a nuestros niños. La noticia que les presentamos es espantosa. Fue publicada por la prensa española el domingo 20 de julio del presente año 2008, y con especial detalle por el ABC de Madrid. Extractamos lo fundamental, con algunos pequeños cambios de redacción:

LA NOTICIA: “Páginas web que alientan, arropan e instruyen a miles de jóvenes enfermas de anorexia o bulimia. El debate jurídico, alentado por la propia Fiscalía General que fue la que encargó el informe, es sin duda intenso, porque es difícil incardinar estas conductas en un tipo delictivo. Sin embargo, los datos recogidos en el informe dejan muy claro que hay que desactivar esta bomba de relojería que amenaza la salud de muchísimas personas, incluidas niñas de hasta doce años.
El documento policial se ha realizado a partir del estudio de más de 150 páginas web, foros y comunidades, si bien se advierte que puede haber unas 400 sólo en castellano -el 95 por ciento de sus autoras son suramericanas-. La primera conclusión es que todas ellas tienen un elevado número de visitas, entre 1.500 y 8.000, en función del tiempo que estén activas. En cuanto a quiénes se interesan por estas páginas, se trata de mujeres de entre 12 y 28 años, aunque el grupo mayoritario es el del tramo de edad que va de los 14 a los 25.

El 60 por ciento de las usuarias está en una fase de inicio de la enfermedad y las páginas son especialmente peligrosas para ellas porque a través de estos sitios comienzan a descubrir dietas «rápidas», laxantes, medicamentos, así como trucos (tips, en su argot) para engañarse tanto a sí mismas como a sus padres o familiares. Además, todavía no han comenzado a llamar la atención de su entorno y no están sometidas a un control familiar, médico o psicológico.

Otro 23 por ciento de las visitantes de las páginas se encuentran ya en una fase de desarrollo de la enfermedad y el 17 por ciento restante admite encontrarse bajo tratamiento médico. «Este grupo -afirma el documento- es el más preocupante: en primer lugar porque desarrollan mecanismos «defensivos» y encontrando apoyo y refuerzo para «vencer» a los tratamientos y terapias y, en segundo lugar, porque con frecuencia despiertan la admiración de sus compañeras virtuales y por tanto llegan a actuar como líderes del grupo».
Las páginas son un auténtico manual para lograr un engaño masivo: a la propia mente, al estómago, a los padres, a los amigos, con consejos explícitos del tipo «mastica la comida y haz como que vas a tomar agua y tira la comida en el vaso (debe ser un vaso oscuro y sin líquido y que nadie esté cerca para verlo)»; «toma agua media hora antes de comer, y toma un trago entre cada bocado, toma suficiente pero no demasiada (...) ésto ayudará a que la comida salga más fácilmente»; «mete dos o tres dedos (el cepillo de dientes también sirve) tan adentro como puedas en tu garganta, muévelos haciendo un círculo (...) no los saques cuando comiences a sentir asco de otra manera sólo serán intentos y cada vez es más difícil volver a intentarlo»; «no menciones la palabra anorexia»...
Pero sin duda uno de los elementos más sorprendentes es la convocatoria en la red de competiciones entre personas que sufren un trastorno alimentario para ver quién es capaz de adelgazar más en menos tiempo. Son las llamadas «carreras de kilos» que se convocan en las web, a través del messenger y los foros «aportando en ellos sus direcciones de correo electrónico, con cuyos mensajes intercambian información y experiencias». El informe recoge el caso de una chica que se plantea perder el máximo peso posible en el menor tiempo e invita a las demás a participar y a aportar ideas de cómo organizar la competición.
«Yo me apunto a esta carrera -dice unas de las comunicantes-; el consejo que puedo dar es que pongas una lista de puntos por nuestras acciones, por ejemplo si hago ejercicios obtengo cinco puntos y así se van sumando, obviamente la que tenga más puntos y pierda más peso va a ir a la delantera (...) espero que la carrera se realice lo antes posible, creo que nos urge a casi todas». La organizadora revela que hay 45 «princesas (chicas anoréxicas, en su jerga) inscritas y confirmadas. Las he separado en categoría de edades, a ver si así hacen su esfuerzo y ven cómo algunas pequeñas hacen mejores cosas que las más grandotas (...) ¡Doy por empezada la carrera!». Y se adjunta la tabla de puntuación: por ejemplo 10 puntos por ayunar, otros tantos por una hora de ejercicio y así sucesivamente. Las competidoras tienen entre 15 y 18 años.
En estas páginas se encuentran también muchas referencias al suicidio, que «se trata de forma abierta» y son una muestra perfecta de la «depresión y soledad que padecen» las chicas. Igualmente, la presencia de otros trastornos de la personalidad es muy elevada, «tales como síntomas depresivos, ansiedad y dependencia del alcohol y las drogas». «La tendencia a las adicciones se origina debido a la urgencia incontrolable por comer y hacer cualquier cosa con el fin de evitar ingerir comida».
«Pero de todos los contenidos de las páginas los que resultan más preocupantes e incomprensibles son los relativos a las técnicas PRO-SI (Pro Self Injury). Estas técnicas tienen como objetivo principal el auto castigo ante lo que ellas denominan falta de autocontrol, por ingerir comida y no ser capaces de controlar su propia voluntad ante los duros periodos de ayuno que se auto imponen. Además, según su creencia el dolor producido por las heridas (cortes en el cuerpo, quemaduras con cigarrillos,...) les ayuda a quemar calorías y a no sentir el dolor producido por la sensación de hambre».
Los testimonios son escalofriantes: «Me he castigado, una y otra vez, me quemé con un cigarrillo... Me corté la pierna, los brazos y hasta el pie... Me veo diariamente y sólo me siento un muerto viviente... Me doy pena a mí misma»; «soy una bruta, soy una bruta, soy una bruta. No saben cuánto me arrepiento de lo que me hice anoche. Un corte bestial, brutal, exagerado. Sólo de recordarlo me dan escalofríos».
Además de la mención a estas técnicas, existen páginas web y foros especializados en este tema: «Toda persona que se considere self-injure puede entrar -dice uno de ellos-. Es decir, que si tu reacción ante los problemas pasa por hacerte cortes en el cuerpo, golpearte la cabeza contra la pared, quemarte, darte latigazos o causarte dolor de cualquier manera, eres bienvenido». Introducirse en los foros o en las comunidades es cada vez más difícil y sólo quedan disponibles para un círculo muy cerrado de usuarias, ya que se desconfía de todo aquel que no es conocido. Aunque en España hay varios foros que han sido eliminados hay otros que permanecen activos.Estas páginas web también son un «consultorio de medicina» con recetas que ponen en peligro la vida de las personas. Además, se incita al consumo de medicamentos de forma incontrolada e incluso sólo dos de ellos están autorizados por Sanidad para la pérdida de peso y en caso de obesidad, aunque con receta.

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