Hambiento y sediento no es sólo el pobre, sino el que carece del conocimiento y de la gracia del verdadero Dios
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Pío XI (1922-1939)
Nadie debe ser tenido por tan pobre y desnudo, nadie por tan débil, hambriento y sediento, como el que carece del conocimiento y de la gracia de Dios. Con esto ante los ojos, recordemos que quien es misericordioso con los más necesitados del mundo, no quedará a su vez desprovisto de la misericordia de Dios y de su recompensa
Rerum Ecclesiae, Encíclica de Pío XI del 28 de febrero de 1926 sobre las misiones, nº 53. Traducción del original latino del sitio on line del Vaticano, www.vatican.va
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ORACIÓN DE SU SANTIDAD PÍO XI
PARA LAS MISIONES
Amabílísimo Jesús, Señor Nuestro, que al precio
de Vuestra Preciosísima Sangre habéis redimido
al mundo: volved vuestros ojos misericordiosos
hacia la pobre humanidad, que en tan gran parte
continúa envuelta en las tinieblas del error, y en
las sombras de la muerte.
Haced que resplandezca sobre ella, en todo su
brillo la luz de la Verdad.
Multiplicad, Señor, los Apóstoles de vuestro
Evangelio.
Confortad, bendecid y haced fecundos
con vuestra gracia, su celo y sus trabajos, a fin de
que, por su medio, todos los infieles os conozcan
y se conviertan a Vos, su Creador y Redentor.
Llamad a vuestro Redil las ovejas que andan fuera
del camino haced que vuelvan las rebeldes al seno
de vuestra única y verdadera Iglesia.
Apresurad oh amabilísimo Redentor, la feliz venida
de vuestro Reino en la tierra; atraed a todos los
hombres a vuestro dulcísimo Corazón, a fin de que
todos puedan tener parte en los bienes incomparables
de vuestra Redención, en la eterna felicidad del Cielo.
Así sea. Amén.
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