miércoles, 11 de febrero de 2009

LA PUBLICIDAD BLASFEMA DEL "BUS ATEO"




Reproducimos un interesante comentario de Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre, obispo de Palencia, a propósito de la publicidad atea en autobuses de varias ciudades de España y Europa. Lo recibimos de la Agencia Zenit, del 7 de febrero del presente.

"Resulta sorprendente que la presencia de un crucifijo en la pared de un colegio público, se considere lesiva del derecho aducido por un solo padre, mientras que la exhibición publicitaria de un mensaje injurioso contra los creyentes en los autobuses urbanos, con evidente intención de agravio, se estime perfectamente admisible. Ciertamente, la lógica del laicismo es bastante peculiar...

¿Por qué es una blasfemia?

"Insinuar que Dios probablemente sea una invención de los creyentes y afirmar además que no les deja vivir en paz ni disfrutar de la vida, es objetivamente una blasfemia y una ofensa a los que creen".

El ateísmo más militante suele sostener que la existencia de Dios es incompatible con la libertad humana. Dios es presentado como un tirano que nos conduce a vivir angustiados y amargados. Es difícil formular una blasfemia más contraria al rostro de Dios revelado en la Biblia: Dios es el Padre misericordioso que derrama sus gracias sobre todos sus hijos. El dolor que sentimos los católicos ante una campaña de este tipo, es similar al que podría experimentar un ateo al leer con sorpresa en una valla publicitaria: "Libérate de tus padres y serás feliz".

Blasfeman, luego existe

(...) Son muchos los que se plantean en estos días cuál es el concepto de Dios del que han partido los autores de esta campaña, y si verdaderamente coincide con el Dios Padre revelado por Jesucristo y predicado por la Iglesia. Además, no deja de ser sorprendente que quienes se consideran ateos, gasten su dinero en intentar convencer a los demás de que Dios no existe. ¿Qué beneficio pueden sacar de este "apostolado"?

Difícilmente nosotros invertiríamos nuestros bienes, por poner un ejemplo, para advertir a los demás de que no existen los extraterrestres, si no creemos en ellos. Es decir, este tipo de campañas promovidas por asociaciones militantes del ateísmo, lejos de aportar ningún dato objetivo contra la existencia de Dios, acaban por resultar un "espejo" de la conciencia incómoda de quien las pone en marcha. No sería lógico suponer que quien viviese pacíficamente su increencia, fuese a embarcarse en estas empresas publicitarias. Hoy también, siguen haciéndose realidad las palabras del Evangelio que se refieren a Cristo como signo de contradicción ante el que nadie permanece indiferente (cfr. Lc 2, 34).

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