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La bendición de las palmas o de los Ramos es el primer rito que se desarrolla en Semana Santa y podemos juzgar acerca de su importancia por la solemnidad que la Iglesia despliega en su celebración (...)
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Después del canto de la antífona Hosanna, estas ramas de olivo reciben con una sola oración, acompañada de la incensación y de la aspersión del agua bendita, una virtud que las eleva al orden sobrenatural y las hace a propósito para ayudar a la santificación de nuestras almas y a la protección de nuestros cuerpos y de nuestras casas. Los fieles deben tener con respeto estos ramos en sus manos durante la procesión y colocarlos con honor en sus casas, como un signo de su fe y de su esperanza en la ayuda divina (...)
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Estas manifestaciones de fe ayudan a comprender por qué la Iglesia quiere que, en la procesión de los Ramos, sea honrado Jesucristo como presente en su triunfo. Busquemos entonces por medio del amor "a este humilde y dulce Salvador que viene a visitar a la hija de Sión", como dice el profeta. Aquí está en medio de nosotros; a Él se dirige el tributo de nuestros ramos; unámosle también el de nuestros corazones. Se presenta para ser nuestro Rey; recibámoslo y digamos: Hosanna al hijo de David, Señor y Dios nuestro.
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(Tomado de El año litúrgico de Mons. Próspero Guéranger)
1 comentario:
es muy bueno tu comentario pero le falta un poco mas de informacion y complejidad
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