martes, 31 de marzo de 2009
¿Por qué erradicaron el latín de la Misa? (1)
domingo, 29 de marzo de 2009
XLVI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
El Dr. Juan Cayón, Profesor Titular de Filosofía del Derecho y Vicerrector de la Universidad Antonio de Nebrija (Madrid), abre la sesión con una oportuna contextualización de los actuales problemas de la educación en la sociedad posmoderna.
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El Dr. Danilo Castellano, Catedrático de Filosofía Política en la Universidad de Udine y Director del Centro de Estudios Políticos del CEH Felipe II, se refirió magistralmente a las causas y consecuencias de la actual emergencia educativa en la sociedad, destacando el irrenunciable papel de la Iglesia como Madre y Maestra.
El Dr. José Miguel Gambra, Profesor Titular de Lógica en la Universidad Complutense de Madrid se centró en el tema "Educación, libertad y verdad", poniendo de relieve con notable profundidad los estragos de la educación en las nuevas generaciones
El Dr. Juan Fernando Segovia, Catedrático de Historia de las Ideas Políticas de la Universidad de Mendoza y Director del Centro de Estudios Históricos del CEH Felipe II, abordó el tema de la comunidad política educadora, en una notable aplicación de la doctrina de Santo Tomás. A la izquierda de la foto, el Dr. José Díaz Nieva, profesor de la Universidad San Pablo Ceu (Madrid)
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El escritor Bernard Dumont, Director de la revista Catholica (París) se refirió con gran precisión a la misión educadora de la Iglesia, poniendo de relieve los contrastes entre en Magisterio Pontificio pre-conciliar (con especial acento en Pío XI) y la orientación generalizada dentro de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II.
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El Dr.Miguel Ayuso, Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y Director científico del CEH Felipe II, cerró el encuentro con un brillante balance de las exposiciones, resaltando el vínculo entre tradición y educación.
QUÉ ES LA "CUMBRE PROGRESISTA"?

Concluye la llamada "cumbre progresista" celebrada en Viña del Mar, Chile. La foto pertenece a la agencia AFP.
Como buenos gobernantes "progres" se reúnen según muy genéricas y poco específicas aspiraciones comunes. Qué tenga que ver el Vicepresidente de los EEUU con la Presidenta argentina nadie lo sabe. De cualquier manera, todos los dirigentes de la foto comparten los elementos "identitarios" de los progresistas actuales: se les ve bastante satisfechos, como si la debacle económica y financiera mundial no los afectara; se muestran bien vestidos, bien alimentados, gozando de todas las ventajas materiales que el gran capitalismo ofrece a quienes son devotos de su maquinaria.
Sólo una pregunta: ¿alguién cree que ellos tienen la fórmula para solucionar la crisis financiera internacional?
sábado, 28 de marzo de 2009
LA HORA DE LA SANTA INTRANSIGENCIA....

Siglos antes que nacieras, ya el Profeta previó ese odio que suscitaría la luz de las verdades que anunciarías: “Pueblo mío, que te hice Yo, en qué te contristé?" (Miq. VI, 3). E interpretando Vuestros Sentimientos la Sagrada Liturgia exclama a los fieles de entonces y de hoy: “qué más debía Yo hacer por ti? Te planté como viña escogida y preciosa: y tú te convertiste en excesiva amargura para Mí; vinagre Me diste a beber en mi sed, y traspasaste con una lanza el lado de tu Salvador” (Improperia).

Dad fuerzas, mi Dios, al apóstol que sufre la envestida inclemente de los adversarios de vuestra Iglesia, y la hostilidad mil veces más penosa de muchos "prudentes" que dicen ser hijos de la luz. Fuerzas para no consentir en las diluciones, las mutilaciones, las unilateralidades con que los “prudentes” compran la tolerancia del mundo para su apostolado.
¡Ah, mi Dios, como son astutos vuestros enemigos! Ellos sienten que en el lenguaje de esos “prudentes”, lo que se dice entrelíneas es que Vos no odiáis el mal, ni el error, ni las tinieblas. Por eso aplauden a los prudentes según la carne, como a Vos te hubieran aplaudido en Jerusalén, en lugar de mataros, si acaso le hubieras hablado al Sanedrín el mismo lenguaje.
SANTA TERESA DE LISIEUX Y LAS CRUZADAS

No, yo no hubiera tenido miedo de ir a la guerra. ¡Qué feliz hubiera partido, por ejemplo, en tiempos de las cruzadas para combatir a los herejes! ¡Ya lo creo! ¡No hubiera tenido miedo a toparme con la espada! (4.8.6)
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¿Es posible que yo, que deseaba el martirio, me muera en una cama? (4.8.7)
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(“Ultimas conversaciones”, del “Cuaderno amarillo” de la Madre Inés, 4 de agosto de 1897)
EL CONCILIO DE EFESO Y LA MADRE DE DIOS

Salve oh María, Madre de Dios, Virgen y Madre, lucero y vaso de elección! ¡Salve, Virgen María, Madre y Sierva: Virgen en verdad por Aquel que nación de ti, Virgen; Madre por virtud de Aquel que llevaste en pañales y nutriste con tus pechos; Sierva por Aquel que tomó de Siervo la forma! Quiso entrar como Rey en tu ciudad, en tu seno, y salió cuando le plugo, cerrando por siempre su puerta, porque concebida sin obra de varón, y fue divino tu alumbramiento. ¡Salve, María, templo donde mora Dios, templo santo, como le llama el profeta David! ¡Salve, María, criatura de la más preciosa; Salve, María, antorcha inextinguible; Salve, porque de ti nació el Sol de Justicia!

Salve María, Madre de Dios, morada de la inmensidad, que encerraste en tu seno al Dios inmenso, al Verbo unigénito, produciendo sin arado y sin semilla, la espiga inmarcesible! ¡Salve, María, Madre de Dios: por ti adoraron a Cristo los Magos guiados por la estrella de oriente! ¡Salve, María, Madre de Dios, honor de los apóstoles! ¡Salve, María, Madre de Dios, por quién Juan, el Bautista, saltó de gozo en el seno de su madre! ¡Salve, María, Madre de Dios, que trajiste al mundo la gracia inefable de la que dice San Pablo: “ha aparecido la gracia de Dios, salvador de todos los hombres”!
¡Salve, María, Madre de Dios, que hiciste brillar en el mundo, al que es luz verdadera, al que es Nuestro Señor Jesucristo, al que dice en su Evangelio: "yo soy la luz del mundo”! ¡Salve, María, Madre del que los Evangelios llaman bendito: “bendito el que viene en nombre del Señor”! ¡ ¡Salve, María, por quien se poblaron de iglesias nuestras ciudades ortodoxas! ¡ ¡Salve, María, por quien vino al mundo el vencedor de la muerte y el destructor del infierno! ¡ ¡Salve, María, por quien vino al mundo el autor de la creación, el restaurador de las criaturas y Rey de los cielos!
¡Salve, María, Madre de Dios, por quien resplandeció la gloria de la resurrección! ¡Salve, María, Madre de Dios, por quien lució el sublime bautismo de santidad! ¡ ¡Salve, María, Madre de Dios, por quien el Bautista y el Jordán fueron santificados y fue destinado el demonio! ¡Salve, María, Madre de Dios, por quien todo espíritu fiel alcanza la salvación eterna ( Patrología Graeca de Migne 73, col.1031-1034)
jueves, 26 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO: PERSONALIDAD (II)

Esta condición radicalmente individualista -y diríamos realista, si este término no fuera expuesto a confusiones- del caballero cristiano, podría fácilmente dar lugar a una falsa apreciación del carácter español. Adelantémonos, pues, a declarar que el caballero español no conoce el «resentimiento». Es raro, muy raro, que un español sea «resentido». Justamente porque el español tiene una conciencia muy elevada de sí mismo y de su valía -conciencia a veces excesiva y exagerada- no incide con facilidad en la envidia y muda codicia rencorosa de lo ajeno. El resentimiento -como el snobismo- no es vicio español. El resentimiento es defecto natural de almas reptantes o trepadoras.
miércoles, 25 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO: PERSONALIDAD (I)

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Una ilustración del temple acerado con que está hecha el alma del caballero español encuéntrase en los innumerables ejemplos de predominio vital de los españoles y de lo español. En un conjunto de individuos pertenecientes a varias nacionalidades, si uno de ellos es español, raro será que no imponga insensiblemente a los demás sus normas de vida y de conducta; y más raro aún que se deje imponer esas mismas normas por los demás. A lo sumo se segregará del grupo y emprenderá su camino solitario, si la divergencia entre él y los restantes componentes del conjunto se hace muy tirante.
Se refleja, desde luego, en la preferencia resuelta que los españoles dan a las relaciones reales sobre las relaciones formales. Llamo reales a aquellas relaciones entre los hombres, que se fundan en lo que cada persona es realmente, en lo que uno siente y piensa y en cómo siente y piensa, en lo que uno es y en lo que uno vale. Llamo, en cambio, formales a aquellas relaciones que se basan en la abstracción pura, en el mero «ser ciudadano», o «ser hombre» o «ser prójimo»; es decir, en una simple forma, despojada de toda realidad personal, individual, concreta y reducida a mero concepto del derecho o de la moral.
La virtud de la obediencia -por ejemplo- no será fácilmente practicada por el español cuando el jefe, a quien deba obedecer, no tenga en su persona cualidades reales, individuales, que lo impongan naturalmente como jefe. El español se somete con gusto y entusiasmo a otro yo real, en quien percibe fuerza, energía, poder de mando, dureza y superioridad de carácter. Pero no se inclina ante la autoridad puramente metafísica de un concepto; no se somete a la mera idea jurídica de la soberanía, basada, por ejemplo, en voto o sufragio o procedimiento cualquiera de tipo formalista.
martes, 24 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO: MÁS PÁLPITO QUE CÁLCULO

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Este tipo de hombre, que se precia de llevar dentro de sí el guía certero de su vida por el mundo, ha de tomar sus resoluciones más por obediencia a los dictados misteriosos de esa voz interna, que por estudio prudente de las probabilidades.
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Vosotros tenéis aquí, en América, una palabra lindísima para expresar lo que quiero decir, la palabra pálpito. El caballero es hombre de pálpitos más que de cálculos. ¿Imagináis a los conquistadores calculando y computando sabiamente las posibilidades de conquistar Méjico o el Perú? Si tal hubiesen hecho no habrían acometido jamás la empresa, porque el número de probabilidades de fracasar era tan grande y el de triunfar tan ridículamente pequeño, que un cálculo somero bastara para hacerles abandonar el propósito.
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Pero el caballero cristiano no echa semejantes cuentas; no se pregunta si es fácil, si es difícil y ni aun siquiera si es posible la empresa que tiene ante los ojos. Bástale con que su corazón le mande ejecutarla, para que la acometa, sin detener ni contener su ánimo en el estudio exacto de las probabilidades.
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Sin duda el caballero fracasa y fenece muchas veces. Pero muchas veces también triunfa por ventura y casi por milagro; y si no fuese por ese arrojo increíble y esa obediencia ciega a los dictados del corazón, la historia no registraría entre sus páginas muchas de las más estupendas hazañas que el género humano ha llevado a cabo.
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Esa preferencia del pálpito al cálculo significa en el caballero simplemente la fe inquebrantable en sí mismo y en su destino personal. El caballero cristiano acaricia como supremo ideal de vida el de ser él mismo autor, actor y total responsable de su propia existencia.
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En dos grupos podrían generalmente dividirse los hombres en lo que al régimen y dirección de la vida se refiere: los que hacen ellos mismos su propia vida y los que la reciben pasivamente ya hecha. Los primeros buscan sus directivas en el fondo de sus propios corazones; actúan de dentro a fuera; influyen sobre el medio y el contorno; imponen a las cosas la huella de su voluntad soberana. Los segundos acatan normas ajenas, a que el medio social u otros individuos les constriñen; viven al dictado; son materia plástica y sumisa.
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Al primer grupo, sin vacilación alguna, pertenece el caballero cristiano, cuya existencia es una alternativa entre la acción denodada y la abstención orgullosa. El caballero es lo que quiere ser o no es nada.
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Hay en el fondo del alma del caballero un residuo indestructible de estoicismo -Seneca era español- que, hermanado íntimamente con el cristianismo, ha enseñado a los hombres de España a sufrir y a aguantar por una parte, a acometer y a dominar por otra.
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En la historia de nuestra nación hispana adviértese, en efecto, una como oscilación pendular entre el heroísmo y el abstencionismo, entre la hazaña y la inmovilidad, que encuentra bella expresión de sus contrastes en múltiples aspectos de nuestra pintura y de nuestra literatura. Sólo una cosa se mantiene firme: la resolución de no ser vulgar, de ser auténtico, de no sucumbir a la mediocridad de lo común, informe y mostrenco.
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Por eso, también -y perdonad esta digresión hacia lo adjetivo- el caballero cristiano es elegante en su porte e indumentaria. La elegancia de los españoles es proverbial desde hace siglos. Ya Baltasar Castiglione la pondera. Nuestro arte la documenta. Y la raíz de esta cualidad vital se encuentra justamente en la acentuación enérgica que el español reclama de su propia autonomía.
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Al español le preocupa sin duda -y mucho- el que dirán. Pero no lo teme. En la aprobación ajena, que espera y desea, encuentra la confirmación de la valiosa idea que tiene de sí mismo. Pero si lo que hace o dice obtuviere la reprobación ajena, no por eso cambiaría ni su conducta ni la opinión que de sí mismo ha formado. Así las actitudes del caballero, su porte, su indumentaria llevan siempre el sello de la más perfecta desenvoltura y son la expresión más sencilla, directa y espontánea de la seguridad con que su alma siente y piensa.
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La elegancia del caballero español no consiste ni en el minucioso cuidado del atuendo ni en el aspecto artístico de la indumentaria; estriba toda ella en la perfecta naturalidad, en la adecuación perfecta de lo exterior con lo interior. Dijérase que el vestido cae sobre el español como si perteneciera a su propia esencia, como si fuere la prolongación natural de su alma. En este caso -al parecer nimio- se realiza plenamente el hondo ideal del caballero: que la envoltura exterior sea fiel imagen y producto de la esencia interna.
lunes, 23 de marzo de 2009
Pontificia Academia por la Vida ... a favor del ABORTO



EL CABALLERO CRISTIANO: ALTIVEZ CONTRA SERVILISMO

La combinación de la confianza en sí mismo con la grandeza y el arrojo dan de sí, inevitablemente, la altivez y casi diríamos el orgullo. En esta cualidad el caballero cristiano peca un tanto por exceso -aunque hay casos en que, como dice Aristóteles, es preferible pecar por exceso que por defecto-.
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El caballero cristiano, huyendo del servilismo, incide gustoso en la altivez. Como no estima ninguna cosa nunca tanto como su propia persona, guardaráse muy mucho siempre de mostrar aprecio a cosas ajenas, de aparecer rendido, obsequioso, y de manifestar que encuentra fuera de sí mismo valores que apeteciera poseer.
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El caballero, si es rico, se ufana de menospreciar su riqueza; y si es pobre, se ufana de serlo y subraya su pobreza con su altivez. En todo caso el caballero se precia de ser más que de poseer, y opone el desdén a todo oropel adventicio y material. Esta altivez, en unión con el arrojo, de donde procede, manifiéstase también como afirmación inquebrantable del propósito.
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El caballero no gusta de componendas, apaños ni medias tintas. Aparece en la vida -y es en verdad- intransigente y a veces terco. Pero es la intransigencia y la terquedad del que se siente llamado a cumplir una misión. Es la intransigencia que abre vía a las iniciativas particulares, individuales. Es la intransigencia fecunda que permite a todo propósito sincero desenvolver su propia esencia hasta el término final y completo. Mas como el caballero funda su acción y su conducta en la alta idea que de sí mismo tiene, resulta que nunca aspira a ser otro que el que es; y si se complace y alegra en el trato de los demás hombres, es sólo en cuanto que son en efecto hombres y caballeros, pero no porque ocupen puestos elevados o sean de categoría o alcurnia superior.
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Nada más lejos del alma española que el moderno vicio del snobismo. El español no puede ser snob. Tiene de sí harto elevada opinión y tan profunda conciencia de su ser personal, que prefiere ser quien es -por humilde que sea su condición y posición- a incidir en ridículas y serviles actitudes, saliéndose de su media y categoría humana. El español ha sabido realizar con maravillosa naturalidad y sencillez la síntesis más difícil que pueda imaginarse: servir con dignidad, estar en su sitio sin humillación ni vergüenza y desempeñar con desenvoltura y gravedad al mismo tiempo los más humildes menesteres.
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Dos matices de conducta completarán el cuadro de la altivez del caballero: el silencio y la grandilocuencia. El caballero castellano es hombre silencioso y aun taciturno, grave en su apostura y de pocas palabras en el comercio común. Pero cuando se ofrece ocasión solemne o momento de emoción punzante, el caballero sabe alzar la voz y encumbrarse a formas superiores de la elocuencia y de la retórica. Gustará, entonces, de hablar en términos escogidos y aun, si se quiere, rebuscados; en los términos que él juzga congruentes con el valor de su persona, pensamiento y voluntad.
sábado, 21 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO: ARROJO CONTRA TIMIDEZ
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Ahora bien, una de las características esenciales del caballero cristiano -y por consiguiente del alma hispánica- es la tenacidad y eficacia de las convicciones. Precisamente porque el caballero no toma sus normas fuera, sino dentro de sí mismo, en su propia conciencia individual, son esas normas acicates eficacísimos y tenaces, es decir capaces de levantar el corazón por encima de todo obstáculo. La valentía del caballero cristiano deriva de la profundidad de sus convicciones y de la superioridad inquebrantable en su propia esencia y valía.

Esa seguridad en sí mismo del caballero cristiano es por una parte sumisión al destino y por otra parte desprecio de la muerte. Ahora bien, la sumisión del caballero a su destino no debe entenderse como fatalismo. Ni su desprecio de la muerte como abatimiento. Ya iremos viendo más adelante el sentido completo de estas cualidades. Baste, por ahora, observar que esa sumisión al destino no se basa en una idea fatalista o determinista del universo, sino que, por el contrario, se funda en la idea opuesta, en la idea de que el destino personal es obra personal, es decir, congruente con el ser o esencia de la persona, que «hace» su propio destino.
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viernes, 20 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO: GRANDEZA CONTRA MEZQUINDAD

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jueves, 19 de marzo de 2009
Aborto en España y la complicidad de la clase política
Ante la próxima aprobación de una nueva ley del aborto, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) alerta de la complicidad de toda la clase política parlamentaria contra los no nacidos. La nueva ley abortista de la Ministra Bibiana Aído quiere apuntalar legalmente la actual situación de aborto libre en España, de modo que sea considerado un derecho de la mujer, lo que ya ocurre tácitamente por parte de todas las organizaciones del Congreso.
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Las reacciones de los partidos políticos con representación parlamentaria ante el proyecto de ley, lejos de discutir sobre el núcleo del problema, muestran un escenario en el que nadie defiende el derecho a la vida del nasciturus. La controversia parlamentaria gira únicamente en torno al "más aborto legal" de los partidos de izquierda y el "más aborto guardando las apariencias legales" de los partidos de derechas. De este modo, el Partido Popular no se opone a la modificación legal propuesta por el gobierno porque el aborto supone el asesinato de un ser humano, sino porque, en boca de sus dirigentes, consideran que la "actual ley es fruto del consenso y no es necesaria su modificación".
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Recordemos que la actual ley defendida por los dirigentes populares es la causante de más de un millón de muertes desde el año 1985. En contra de lo que se quiere hacer creer a los españoles, no hay dentro del actual régimen político resquicio alguno para la protección de la vida de los más inocentes.
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El sistema político actual se fundamenta en una idea falsa de libertad que destruye la posibilidad de legislar y actuar políticamente por el bien común y la defensa de los más débiles. Así, cuando desde partidos y organizaciones conservadores se pone el grito en el cielo porque la ley de Aído permite a una menor abortar sin el permiso paterno, se oculta falazmente que en regiones gobernadas por el Partido Popular, representante de esos sectores sociales, se expide gratuitamente la abortiva Píldora del Día Después entre menores sin el consentimiento de los padres.
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Del mismo modo, argumentan los mismos colectivos que la solución pasa por dar facilidades a las mujeres con problemas para que sigan adelante con sus embarazos, cuando en las comunidades regidas por los populares las ayudas económicas para familias numerosas y para nuevos nacimientos son ridículas, mientras las subvenciones para abortar alcanzan unas cifras escandalosas. En todo caso, la solución pasa por prohibir cualquier práctica abortiva y proteger explícitamente la vida de la persona desde su concepción.
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La Comunión Tradicionalista denuncia la falsedad de quienes se arrogan la representación pública de los católicos, cuando están defendiendo unas concepciones y actuaciones políticas que atentan gravemente contra la Ley Divina, la Ley Natural y la persona, creada a imagen y semejanza de Dios. La consecuencia de dicha usurpación pública, bajo el débil barniz del "humanismo cristiano", es participar activamente en el genocidio más aterrador que ha conocido la Historia.
miércoles, 18 de marzo de 2009
El CABALLERO CRISTIANO: UN PALADIN DE LO MAS PERFECTO


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martes, 17 de marzo de 2009
EL CABALLERO CRISTIANO

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